Cada domingo se ve la misma imagen en la Basílica de Santa Engracia de Zaragoza: la misa de las 20.30 horas está a rebosar en su mayoría de jóvenes, y de otros no tan jóvenes. Pero la imagen llama la atención porque la Iglesia está llena. Casi sin huecos ni espacios vacíos.

Esta realidad contrasta mucho con otras parroquias de la ciudad de Zaragoza o del resto del país, y más aún sabiendo que la Basílica de Santa Engracia tiene una capacidad para cientos de personas. Da igual el domingo que sea, que está llena a rebosar y con cientos de jóvenes dispuestos a dar testimonio de su fe en comunidad.

Este fervor por llenar Santa Engracia cada domingo tiene un culpable: el sacerdote Pedro Sauras. Este calandino, nacido en 1992 y que se le puede considerar millennial, ejerce de vicario parroquial en la Basílica de Santa Engracia desarrolla su ministerio sacerdotal desde 2017. Y desde entonces ha sabido contagiar la fe a cientos de jóvenes en la parroquia y en todas las comunidades presentes. El compromiso de este vicario parroquial con un amplio grupo de jóvenes que son de la parroquia de Santa Engracia se percibe en su relación personal.

Donde incluso es más que normal el intercambio de mensajes a través de Whatsapp con estos jóvenes. «Al final has venido a misa», se suele escuchar por parte de este sacerdote a cualquier joven. Ese trato fideliza aún más el contagio por la fe que provoca este sacerdote.

Este sacerdote escribía, hace pocos años, sobre el desapego de la juventud y Dios. «El gran problema es que para muchos jóvenes Dios ya no es alguien importante en sus vidas. Es un tema de indiferencia. La Iglesia tiene que hacer atractivo el anuncio del Evangelio y la predicación de la persona de Jesús. Tiene que hacer notar a los jóvenes, igual que a todo el mundo, la necesidad de encontrarse con Jesucristo para que transforme nuestra vida. Y el único modo posible es a través del ejemplo que demos los cristianos.

LA MISA DEL DOMINGO A LAS 20.30 EN SANTA ENGRACIA

Varios jóvenes cuentan la razón de porqué no se pierden ni una misa dominical con el sacerdote Pedro Sauras. «No lee las homilías sino que te hace verlas y aplicarlas a tu día», cuentan. Otro joven explica: «Es un sacerdote que te hace vivir la fe dirigiéndose a ti; haciéndote ver que las cosas tienen que ver contigo y que el Evangelio y la Iglesia no es algo lejano a los jóvenes, sino que es el centro de su vida«.

Según cuentan, es incluso habitual escuchar en sus homilías algún guiño al Real Zaragoza, sobre todo si durante la celebración de la misa está jugando el club blanquillo. Ese tono natural de cercanía es la clave de cómo afronta las lecturas del Evangelio y cómo aplica las homilías.

«A nivel espiritual capta muy bien el sentido de la vida de un joven y se nota que entiende a los jóvenes. Los insta a vivir en la Fe y sin ninguna restricción, sino que te hace ver que la vida cristiana es libertad. Y aunque hable a toda la Iglesia, sientes que te habla a ti con todo el cariño que Dios hablaría a los jóvenes cristianos«, cuenta una joven habitual a la misa dominical en Santa Engracia.

A su vez, el ambiente que se genera en la Iglesia durante cada domingo ayuda a ese entorno de cercanía que impregna Pedro Sauras. El coro canta canciones de Hakuna, un grupo de jóvenes que están reinventando las canciones de misa para hacerlas más cercanas. Las canciones te animan a entrar en la misa por su belleza.