Cada ciudad, y cada época, tiene un arquitecto icónico que contribuyó a cambiar el paisaje urbano dejando su huella en edificios y en el espacio público. Gaudí en Barcelona, Eugène Haussmann en París…
En Zaragoza, tenemos ejemplos en el siglo XIX, como el arquitecto Félix Navarro, autor de edificios como el Mercado Central, el monumento al Justiciazgo de la plaza de Aragón, el Palacio Larrinaga o la Escuela de Artes y Oficios, o Ricardo Magdalena, autor de edificios como el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, el Matadero de Miguel Servet, la confitería Fantoba, el Monumento a los Mártires de la plaza de España o el Museo de Zaragoza.
Y si tuviéramos que pensar en un arquitecto que cambió la fisonomía de la capital aragonesa en las últimas décadas, ese sin duda ha sido José Manuel Pérez Latorre. Un arquitecto que falleció en septiembre del año pasado, y que ahora recuerda el IAACC Pablo Serrano con una exposición en la que se puede conocer su obra y contemplar cómo cambió la imagen de la ciudad en los años 90 con sus múltiples intervenciones.
Pérez Latorre fue un arquitecto ecléctico donde los haya, tal y como podemos ver en las obras que nos ha dejado. Muchas de ellas, singulares y complejas, gracias al arriesgado juego de volúmenes y al uso del color en una arquitectura que podríamos calificar de atrevida dentro de una Zaragoza monótona en la que impera el ladrillo. La combinación de texturas y de materiales nobles como mármoles, alabastros y ónice junto a materiales naturales como el hormigón o la arcilla.
LAS OBRAS DE PÉREZ LATORRE
Las obras de Pérez Latorre están esparcidas por toda la ciudad, y contribuyeron a cambiar la fisonomía y la imagen de la capital aragonesa en la década de los años 90. Sin duda, su obra más importante, y la que más proyección internacional ha provocado, fue el Auditorio de Zaragoza. Cuentan que este arquitecto quería que la Sala Mozart de este equipamiento musical sonase como el corazón de una guitarra, y que fuera también la isla del Tesoro.
Auditorio, obra más redonda, más ambiciosa y más elogiada por grandes profesionales de todo el mundo. Quería que la sala Mozart sonase como el corazón de una guitarra y a la vez fuese como la isla del tesoro. Y vaya si lo consiguió… La programación del Auditorio es sencillamente exquisita, y su acústica, ha sido elogiada por directores y músicos como Zubin Metha o Arcadi Voldos. De hecho, es considerada como una de las salas con mejor acústica del mundo, incluso comparada con la Sinfónica de Berlín
La plaza de La Seo y el cubo de ónix que da acceso al Foro Romano es otra de sus obras más llamativas, y a la vez, más polémicas por el cambio radical que supuso en la estética de la plaza, al pasar de un espacio arbolado a un espacio diáfano y sin jardines.
También destaca la ampliación del Museo Pablo Serrano, el actual IACC. En este proyecto destaca su arriesgada volumetría y el uso del color verde en su exterior. Para ampliar el Pablo Serrano, aprovechó los usos de las naves de carpintería (en los que había trabajado el padre del propio escultor, y sobre ellos, creó una estructura de cuatro alturas con terraza.
En la Margen Izquierda del Ebro podemos nombrar el edificio que fue sede del Pabellón de Aragón para la Exposición Universal de Sevilla 92. Tras la clausura de la muestra, el Pabellón fue desmontando pieza a pieza para ser montado junto al Ebro y alojar la sede de la CREA. En la actualidad es sede del Campus Digital FP.
Tampoco hay que olvidarse de sus intervenciones en el Teatro Principal de Zaragoza, donde incorporó dos grandes murales de José Manuel Broto y Jorge Gay. Y el edificio inteligente de la CAI frente al Parque Grande, el Hotel Reino de Aragón en el Coso, el edificio de viviendas de Sagasta 22.
La exposición ‘José Manuel Pérez Latorre. La arquitectura como unidad de contrapuestos’ podrá visitarse hasta el 26 de mayo en el IAACC Pablo Serrano.