El Rincón. Sobran las presentaciones. Pero detrás de las decenas de tiendas amarillas que todos conocemos y se extienden por toda Zaragoza, están las personas que las atienden. Y, detrás de ellas, un equipo directivo con mucha experiencia que gestiona esta tupida red de 70 comercios. Y, detrás de todo eso, está una pareja, la que forman Antonio Flamenco y Concepción Lozano, artífices de un modelo de negocio distintivo, que ha arraigado en la capital aragonesa y que, a día de hoy, es una de las marcas más conocidas y reconocidas por los zaragozanos.

Si Apple nació en un garaje de California, El Rincón lo hizo en otro situado en Torrero. La joven pareja formada por Conchi y Antonio, cada uno con sus respectivos empleos, buscaba una forma de pasar más tiempo juntos, y la solución fue utilizar una cochera de los padres de él en la avenida de América para montar un negocio propio. La primera idea no fue vender frutos secos, sino una floristería, que sigue abierta más de 40 años después.

El siguiente paso fue tomar las riendas de la tienda de alimentación que regentaba la familia de Antonio, cuando sus padres se jubilaron. Y la vuelta de tuerca dio resultado: el primer establecimiento de Frutos Secos El Rincón, fundado en 1983.

«Estaba todo pensado», bromea Antonio. Hoy regentan un total de 70 establecimientos, todos propios, 65 de ellos en Zaragoza, y con una plantilla de 550 empleados. En realidad no tenían ni idea de que su idea de mix comercial iba a llegar tan y tan lejos. «En una dimensión paralela podríamos seguir en la tienda de Torrero, de hecho hubiera sido lo normal», confiesan.

MODELO DIFERENCIADO

Pero en esta dimensión El Rincón no tiene nada de normal. De hecho, se trata de un caso de éxito muy pocas veces visto. En 40 años, vendiendo productos con un escaso margen de beneficio como son el pan o los frutos secos, y frente a grandes competidores, han logrado imponer su modelo diferenciado hasta convertirse en una de las empresas familiares más importantes de Aragón.

Hay que recordar que, además de las 70 tiendas El Rincón, la compañía adquirío en 2018 Martín Martín, formando el Grupo Flamen&Co. Cuentan, además, con un tostadero propio de frutos secos, la fábrica de patatas fritas El Gallo Rojo y el obrador de pastelería El Artesano, situado en Cogullada.

Pero, más allá, está algo que no es nada fácil de lograr: crear un formato que ha sido capaz de moldear los hábitos de compra de una ciudad entera. No existen marcas similares a El Rincón en otras ciudades, en las que se pueda encontrar tanto pan y repostería, como frutos secos, golosinas y snacks.

Pero, ¿por qué nadie ha replicado ese nicho de mercado en otras ciudades? Antonio cree que el quid de la cuestión es que «nosotros hemos creado el mercado, y la gente de Zaragoza ha adquirido unos hábitos de consumo diferenciados».

Cuando se les pregunta a Conchi y Antonio sobre cuál ha sido la clave para que en 40 años y partiendo de una sola tienda hayan sido capaces de multiplicarlas por toda la ciudad, la respuesta es rotunda: «Mucho trabajo». Desde el principio sabían que debían dar servicio de lunes a domingo. Otra de las cuestiones que creen haber hecho bien es ser lo suficientemente humildes para seguir aprendiendo.

«EL CLIENTE ES DIOS»

Y, sobre todo, el servicio a la clientela: «El cliente es Dios», aseguran. De ahí el especial cuidado para seleccionar al personal, que al fin y al cabo son la cara visible de la empresa. «Para incorporar a una nueva persona, tras tres entrevistas está una semana entera en una tienda acompañada de una formadora», explican. Como indica Conchi, lo más importante es «la actitud, la sonrisa, que sean desenvueltas y que tengan rasmia, porque lo demás se lo podemos enseñar».

A ello se suma un equipo directivo con mucha experiencia. «Todos llevan más de 15 años con nosotros y demuestran día a día que sienten la empesa», apuntan.

Saben que el servicio al cliente es lo que les diferencia de las grandes superficies, con ese ánimo de tienda de barrio que conoce a su clientela. «Estamos para que la gente salga contenta, de ahí que para nosotros sea importante la comunicación interna, de cara a que los trabajadores conozcan no sólo las posibles quejas, sino también el refuerzo positivo cuando dejan comentarios agradeciendo el servicio«, explican.

LOS ERRORES Y EL FUTURO

A lo largo de estos 40 años, Conchi y Antonio han aprendido todas estas cosas, pero también se han equivocado. Una de ellas tiene nombre propio: Barcelona. «Abrimos cuatro tiendas en sitios buenísimos, pero la gente no entraba y las tuvimos que cerrar en dos años», recuerda Antonio. No obstante, avisa: «Volveremos; no sé cuándo, pero lo haremos».

Otro de los errores del que han aprendido es su fallida experiencia a la hora de optar por la fórmula de franquicia en un momento determinado. «No elegimos bien a los candidatos, incluso uno de ellos, en una tienda en Madrid, nos dejó el mismo día de la inauguración«, confiesan. De ahí que ahora opten siempre por las tiendas propias.

Respecto al futuro cercano, tras las últimas aperturas en Emperados Carlos V, Gómez Laguna y La Azucarera, la idea es seguir creciendo. «Lo hacemos sobre todo de cara al relevo generacional», señalan. Sus dos hijas ya se han incorporado a la empresa y la idea es que continúen ellas el camino emprendido.

«A veces nos llevan la contraria, al igual que nuestro equipo directivo, y así tiene que ser, de lo contrario tendríamos un problema», opina Antonio. Todo parece indicar que, con las novedades que incorporen, las tiendas amarillas de El Rincón están garantizadas por muchos años más.