La evolución hacia una movilidad más sostenible y la competencia global en el sector del automóvil es más que necesaria. Los desafíos que plantea esta transición para las empresas europeas, y España no es una excepción, son ingentes y todo para por voluntad política y un claro compromiso empresarial.

En este contexto, el reciente revés en la financiación del proyecto de la fábrica de baterías para vehículos eléctricos de Stellantis en Zaragoza, conocido como Antares, vuelve a retrasar algo que cada vez es más urgente. La importancia crucial del apoyo público para la transición hacia la electrificación del transporte es la espina que falta para el proyecto de Stellantis.

¿La razón? No se conoce. La falta de empuje por parte del Gobierno de España es más que llamativa, cuando en otros proyectos por el país no ha dudado en hacer un gran esfuerzo a través del Perte, como en la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto.

El Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) se presenta como una herramienta fundamental en esta ecuación. Sin embargo, la asignación de solo 55,86 millones de euros para Antares, de un presupuesto solicitado de 279,32 millones, deja en evidencia la brecha entre las expectativas de las empresas y la realidad de la voluntad del ministro de Industria, Jordi Hereu.

En un contexto donde en otras ocasiones desde el Gobierno de España se ha brindado un apoyo más sustancial a proyectos similares, como el caso de Volkswagen en Valencia, resulta crucial que el Gobierno español tome medidas concretas para respaldar la industria automotriz y fomentar la inversión en infraestructura clave para la movilidad eléctrica. Stellantis es clave para la automoción aragonesa y para el tejido industrial del Ribera alta del Ebro.

La falta de apoyo o el retraso en las ayudas, a pesar de las buenas palabras, hacen que Stellantis se irrite cuando tiene un proyecto trazado junto con la multinacional china CATL, según adelantó Santiago Mendive en Heraldo. La competencia feroz desde otros países, donde las empresas cuentan con un sólido respaldo gubernamental, subraya la urgencia de este apoyo.

En este sentido, las declaraciones del presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, son reveladoras. Azcón ha señalado que si el Ministerio de Industria brinda las ayudas necesarias, la gigafactoría de Stellantis se establecerá en Zaragoza, lo que representaría un impulso significativo para la comunidad y para la industria del automóvil en España en su conjunto. Si no lo hace, Stellantis debería elegir un plan B que, desde luego, estaría fuera de Figueruelas (Zaragoza) y condenaría al futuro de la automoción aragonesa.

Es crucial que el Gobierno español reconozca la importancia estratégica de proyectos como Antares y actúe en consecuencia. La inversión en infraestructura de vehículos eléctricos no solo impulsará la economía y generará empleo, sino que también contribuirá a la lucha contra el cambio climático y a la consecución de objetivos de sostenibilidad a largo plazo.

La pelota está en el tejado del Gobierno español. De momento Stellantis y todo el sector esperan inquietos.

*Álvaro Sierra es socio y director de HOY ARAGÓN