El 15 de noviembre de 2022 marcó un hito para la humanidad, según la ONU, al alcanzar los 8.000 millones de habitantes en el planeta. Aunque las proyecciones indican un continuo crecimiento, expertos como el economista Jesús Fernández-Villaverde advierten que la tasa de reemplazo, esencial para el equilibrio demográfico, solo alcanza 2,1 en economías avanzadas con alta esperanza de vida, agudizando la crisis.

LA ESPERANZA DE VIDA

En contraste, regiones como China, con desequilibrios de género debido a abortos selectivos, podrían tener tasas ligeramente superiores. Fernández-Villaverde sugiere que la tasa de reemplazo global está alrededor del 2,2, pero el mundo actualmente parece estar por debajo de esa cifra.

Aunque la tasa de reemplazo no se traduce directamente en el crecimiento poblacional, la inercia actual, con 16 nacimientos por cada 1.000 habitantes. Sin embargo, esta inercia está destinada a cambiar, ya que el ritmo de crecimiento poblacional ha disminuido desde 1950.

La predicción que la población mundial nunca alcanzará los nueve mil millones gana terreno, donde se estima un máximo de 8 mil millones en 2040.

El libro «Empty Planet» de John Ibbitson y Darrell Bricker destaca cómo la globalización, con su urbanización y dinámicas sociales, influye en la mentalidad de las personas, llevándolas a tener menos hijos. Las políticas de conciliación y apoyo familiar, no han logrado evitar el declive demográfico, como evidencian las caídas en las tasas de nacimiento.

CRISIS DEMOGRÁFICA

Aunque lo más soprendente de todo, es que las mujeres de 41 años ya tienen más hijos que las de 25 años. Este suceso sigue la línea de los últimos años de los países con economías desarrolladas, donde cada vez se tiene menos hijos, y más tarde. ¿Estamos encaminados hacia un invierno demográfico? Aunque la respuesta no es clara, las señales apuntan en esa dirección. La noticia del declive en los países nórdicos, a pesar de sus políticas de apoyo, subraya la urgencia de abordar este fenómeno.