Varios municipios de la Costa Daurada y el delta del Ebro, afectados por temporales marítimos más intensos debido a la emergencia climática, han decidido cambiar radicalmente su estrategia. En lugar de reparar anualmente los daños en los paseos marítimos, están desmontando estructuras fijas de cemento y asfalto, retrocediendo tierra adentro para dar más espacio a la playa y al mar.

Este cambio, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica, busca proteger el litoral ante la subida del nivel del mar y coincide con el criterio de los científicos.

Según adelantó La Vanguardia, entre los primeros municipios que han tomado esta decisión se encuentran Vila-seca, que iniciará las obras a principios de año, Calafell en 2024, y Roda de Berà, aún en fase de estudio. También l’Ampolla actuará en la playa de l’Arenal, una de las zonas más afectadas por la crisis climática.

Este cambio de estrategia, resultado de consensos entre administraciones locales y el Gobierno central, refleja la conciencia de que invertir en la reconstrucción de paseos marítimos vulnerables cada primavera ya no es sostenible en el contexto de la crisis climática.

Los paseos marítimos, construidos principalmente en los años setenta y ochenta, son vitrinas turísticas para los municipios de sol y playa. Sin embargo, las zonas de dominio público marítimo terrestre están sufriendo las consecuencias de la subida del nivel del mar y los temporales, especialmente en la Costa Daurada y el delta del Ebro.

El desmontaje y renaturalización de los paseos marítimos se basa en la necesidad de retroceder y dar más espacio a la playa y al mar, una estrategia que es más factible en tramos sin propiedades privadas pegadas a la costa. La demolición de paseos marítimos se considera más viable que las expropiaciones necesarias en tramos con viviendas u otras propiedades.

Aunque algunos municipios enfrentan desafíos debido a la proximidad de propiedades privadas a los paseos marítimos, la mayoría está comprometida con este cambio de paradigma para proteger su litoral a largo plazo. La Costa Daurada y el delta del Ebro podrían marcar el camino para otros tramos del litoral catalán ante la creciente crisis climática.