Desde finales de septiembre, la recién implementada Ley de Bienestar Animal en España, propuesta por el Gobierno central, ha introducido cambios significativos en los viajes en coche con mascotas. La normativa, parte de un esfuerzo más amplio que también involucra a la Dirección General de Tráfico (DGT), establece criterios obligatorios para garantizar la seguridad y el bienestar de los animales de compañía durante los desplazamientos.

Uno de los aspectos clave de la nueva legislación es que las mascotas deben tener suficiente espacio en el vehículo para cumplir con sus necesidades fisiológicas. Ya sea que viajen en el espacio trasero, en transportes o con sistemas de sujeción específicos, se debe evitar la concentración excesiva de animales en un espacio reducido, minimizando así el riesgo de lesiones.

El conductor, a su vez, tiene la responsabilidad de asegurar las condiciones básicas para las mascotas. Esto incluye la presencia de un sistema de ventilación y climatización adecuado para evitar extremos de temperatura, así como realizar paradas periódicas para permitir que los animales descansen. Además, es esencial contar con suficiente agua y comida, adaptándose a las necesidades específicas según el tamaño y la raza del animal.

En el caso de que el viaje sea realizado por alguien que no sea el propietario, se requiere documentación que acredite la responsabilidad del acompañante sobre la mascota. Cuando el dueño conduce, el vehículo debe estar adaptado y equipado con los sistemas necesarios para el transporte seguro del animal.

El método más seguro para sujetar a las mascotas en el coche, según la normativa, es mediante una rejilla divisoria que separa el habitáculo de los pasajeros del maletero. Alternativamente, se puede utilizar un transporte en el portaequipaje. En situaciones donde llevar al animal en la parte trasera no sea posible, el tamaño del mismo determinará la mejor ubicación: los grandes deben ir en los asientos traseros con cinturón de seguridad y orientación transversal, mientras que los más pequeños pueden situarse detrás de los asientos. delanteros, siempre impidiendo que se desplacen libremente por el vehículo.

No cumplir con estas normativas puede acarrear multas considerables. Las sanciones oscilan entre 500 y 1.000 euros, las graves van de 10.001 a 50.000 euros, y las muy graves, en caso de fallecimiento del animal, pueden ascender hasta los 200.000 euros. La importancia de adaptarse a estas regulaciones no solo radica en evitar sanciones económicas, sino en garantizar el bienestar y la seguridad de los fieles compañeros en cada trayecto en carretera.