El partido político liderado por Santiago Abascal ha decidido cortar sus relaciones con la cúpula del Partido Popular (PP), tras desacuerdos significativos sobre cómo abordar las políticas del PSOE, especialmente en lo referente a la amnistía y sus pactos con partidos independentistas.

La noticia fue confirmada este lunes por Ignacio Garriga, secretario general de Vox, quien expresó que el Partido Popular no ha mostrado interés en trabajar conjuntamente con Vox en estas materias. Esta decisión marca un punto de inflexión en las relaciones entre los dos principales partidos de la oposición en España.

A pesar de esta ruptura a nivel nacional, las alianzas territoriales entre Vox y el PP se mantendrán, como en el caso de Aragón donde el gobierno es compartido entre PP y Vox, con Jorge Azcón como presidente autonómico.

Estas alianzas son clave para la gobernabilidad de la derecha en seis comunidades autónomas y en varios ayuntamientos importantes. Según Garriga, Vox ahora se enfocará en fortalecer sus estrategias en los gobiernos regionales donde colabora con el PP, destacando que a nivel territorial sí ha habido lealtad y coordinación con su partido.

Vox ha criticado duramente al PP por su postura percibida como contradictoria, acusándolos de convocar manifestaciones los domingos contra la amnistía, pero luego llegar a acuerdos y mostrarse cercanos al PSOE y Sumar en el Congreso los lunes. Esta discrepancia de acciones ha sido un factor clave en la decisión de Vox de distanciarse de la dirección del PP.

Este cambio en la dinámica entre Vox y el PP podría tener consecuencias significativas en el panorama político español.

Mientras Vox busca consolidar su posición y estrategias a nivel regional, el PP podría enfrentarse a desafíos en su búsqueda de una respuesta cohesiva y efectiva frente a las políticas del PSOE. Este giro en las relaciones entre dos de los principales partidos de la derecha española pone de manifiesto la complejidad y el constante cambio en la política española.