Héctor Ansó y Félix todavía se preguntan cómo lo hicieron para provocar semejante destrozo. Lo explican mientras miran los más de 200 olivos derribados previsiblemente por el tractor de Félix que previamente robaron y usaron para robar cobre en la noche del pasado 2 de enero.

«¡Cómo pueden provocar semejante destrozo. Están irrecuperables y no sabemos cuanto dinero nos va a costar recuperarlos», dice Héctor, un agricultor de Bárboles. Se refiere a los olivos de una de sus fincas que está a escasos metros de las vías del AVE.

Desde la valla de seguridad de las vías del tren muestran las planchas de piedra que protegen el supuesto cable de cobre, objetivo de las bandas de delincuentes. «están todas levantadas. Se supone que enganchan en un lado y tiran con un tractor o coche con potencia. Así hasta donde lleguen a arrancar», intuyen estos agricultores, víctimas indirectas de estos robos.

Y es que para acometer el robo de este cobre, en ocasiones realizan otros robos de lo que ellos consideran que van a necesitar para alcanzar su objetivo. En el caso de Félix, su tractor, y en el de Héctor, un remolque. «Entraron en la finca y se llevaron solo el remolque; supongo que el que se adaptaba a lo que necesitaban», explica.

Consideran estos agricultores de la Comarca de Valdejalón que han sido víctimas de vigilancia. «Porque no se entiende que entren y vayan a lo que vayan. Que solo busquen determinadas cosas», dice Félix. Tractor y remolque que después abandonan.

«ROBAR PARA ROBAR»

«Fueron encontrados por un agricultor en un campo de La Muela», informa Héctor. El tractor fue directo al taller y el remolque estaba intacto. «Llegaron hasta allí , suponemos, para dejar el cobre robado si es que lo consiguieron, en otros vehículos y desde allí coger autopista», aventuran estos agricultores.

El destrozo de los olivos, dice Héctor, tiene poca explicación. «Atravesaron el campo con el tractor robado y lo destrozaron todo. Se ocultarían de algo y buscarían atajar para llegar a las vías, no lo entiendo», insiste Héctor.

Es el rastro de bandas que operan en Aragón y que podrían llegar de Madrid o Barcelona con un solo objeto y con el plan muy planificado: observar, robar para cargar y arrancar el cobre, abandonar lo robado y huir con el metal que previamente tienen ya vendido en el mercado negro. La Guardia Civil investiga estos casos y busca pruebas para evitar este tipo de hurtos que han aumentado en los últimos meses, como ya sucediera hace un año, en las comarcas aragonesas de Valdejalón y Cariñena.