Varios agentes de Policía Nacional de la Unidad de Estupefacientes llevaban desde el pasado mes de abril vigilándolo en su casa de la calle Antonio Cánovas, cerca del campus universitario de Zaragoza.

Cogía un autobús y después caminaba hasta llegar a la casa de un presunto comprador de la droga que presuntamente vendía. Una vez allí le entregaba el pedido y, un par de minutos después, salía de la vivienda y emprendía el camino de vuelta hacia su casa.

Sobre él constaban dos antecedentes policiales, uno por tráfico de droga y el otro, un requerimiento de expulsión por del país por orden judicial hasta enero de 2028, fecha en la que podría regresar a España.

J.A.P.P., de 59 años de edad, volvía a quedar con otra persona horas después, esta vez en un bar cercano. En la terraza y sin darse cuenta de que estaba siendo vigilado, se citaba con otro hombre quien, en un momento dado, se levantaba a sacar dinero de un cajero automático. Cuando volvió le entregó al detenido una cantidad superior a cien euros.

Tras el ‘pase’, ambos fueron retenidos e identificados por los policías que vigilaban en ese momento. J.A.P.P llevaba encima un pasaporte de México con un nombre falso que los agentes consideraron que se trataba de una falsificación.

El presunto comprador explicó tras ser identificado que había contactado con el vendedor a través de la aplicación WhatsApp, a un número de teléfono que tenía guardado como ‘Mex2’. Añadió que desconocía su nombre, pero que ya había quedado en otras ocasiones para comprarle cocaína.

El detenido llevaba parte del dinero que le había entregado su cliente. en total, cerca de 230 euros provenientes, presuntamente, del tráfico de droga, y generalmente cocaína que guardaba en casa.

Colaboró con los agentes explicándoles que si lo hacía era porque tenía que ganarse la vida de alguna manera. Llegó, en un primer momento, a autorizar un registro en su domicilio, donde decía que guardaba toda la cocaína y material para el pesaje y el envasado de la misma.

Durante la investigación también identificaron a A.D.M.B, que dijo ser el novio de la hija del detenido. en el momento de dicha identificación, este último llevaba cinco dosis individuales de cocaína. Explicó que las llevaba a una fiesta tras haberla comprado en la vivienda del detenido.

MÁS DE 14.000 EUROS EN SU DOMICILIO

En el posterior registro de la vivienda del detenido, los policías encontraron más de 240 gramos escondidos en diferentes estancias de la vivienda. Una droga, la mayor parte cocaína, que llegaría a alcanzar un precio en el mercado negro de más de 14.000 euros.

De la vigilancia durante más de un mes los agentes dedujeron que el ‘modus operandi’ de esta persona era siempre el mismo. Que sus clientes, algunos ya habituales, contactaban con él por WhatsApp y era en muchas ocasiones él mismo quien les llevaba la mercancía a casa y cobraba el dinero en persona.

El hombre de 59 años detenido por tráfico de droga y falsificación documental y defendido por los abogados penalistas Luis Ángel Marcén y Carmen Sánchez fue puesto a disposición judicial tras pasar por calabozos y enviado a la prisión de Zuera.