Pablo Iglesias, el expolítico y exvicepresidente del Gobierno de España, ha inaugurado un nuevo capítulo en su vida profesional lejos de la política, abriendo las puertas de la Taberna Garibaldi en el emblemático barrio madrileño de Lavapiés.

La apertura de este local, el pasado 19 de marzo, generó una gran expectación, atrayendo a una multitud ansiosa por conocer la nueva faceta de Iglesias, aunque muchos se llevaron una sorpresa al no encontrarlo presente durante el evento inaugural.

La taberna, que ha experimentado una acogida entusiasta por parte del público, sufrió un pequeño contratiempo al encontrarse cerrada el pasado domingo debido a una avería en la tubería de agua, un incidente inesperado que no mermó el ánimo del equipo, quien comunicó a través de las redes sociales que el cierre era temporal y necesario para llevar a cabo una reparación y reabastecerse de cerveza, dada la alta demanda.

Este proyecto, fruto de la colaboración entre Iglesias, el poeta Sebastián Fiorilli y el cantautor Carlos Ávila, se presenta como un espacio para todo aquel que siga la ideología de izquierdas, donde «las tabernas son el último bastión de la libertad del proletariado», según se puede leer en las cartas del local.

Este lema se acompaña de ilustraciones de figuras como el filósofo marxista Karl Kautsky y el revolucionario Giuseppe Garibaldi, añadiendo un toque distintivo y reforzando la identidad ideológica del establecimiento.

La oferta culinaria de la Taberna Garibaldi incluye platos con nombres tan sugerentes como ‘Salmorejo partisano’, las carrilleras ‘Brigada Garibaldi’ o las enchiladas ‘Viva Zapata’, además de opciones veganas bautizadas como ‘No me llame Ternera’.