En una nueva ola de creatividad para evitar las multas de la Dirección General de Tráfico (DGT), los conductores están adoptando una táctica insólita que ha captado la atención de las autoridades. Originada en Italia y difundida por las redes, la estrategia implica el uso de pegatinas que, a simple vista, parecen parte de la matrícula estándar.

Los conductores aplican pegatinas con la forma exacta de números y letras de la matrícula, cubriendo sutilmente los caracteres reales. Lo intrigante de esta artimaña es que una pegatina imperceptible, visible solo con un examen detallado, hace desaparecer los números en las imágenes de los radares, desafiando la identificación vehicular por parte de las autoridades.

Aunque la pegatina en sí no altera la apariencia normal de la matrícula, su propiedad de reflejar la luz específicamente cuando se encuentra frente a un radar hace que, en la fotografía del radar, los números afectados desaparezcan. Este juego de luces y sombras confunde la capacidad del sistema de sancionar, dando lugar a dudas sobre la legalidad de la multa emitida.

Este método, que dificulta la lectura de la matrícula, se considerará en España como una infracción grave, con multas de 200 euros para los conductores. Sin embargo, cualquier alteración más allá de la simple aplicación de pegatinas podría considerarse falsificación documental, con sanciones de hasta 6.000 euros y la posibilidad de enfrentar hasta tres años de prisión.

La DGT se encuentra ahora desafiada por esta nueva artimaña, subrayando la búsqueda constante de conductores para burlar las medidas de control.

El ingenio de los automovilistas parece no tener límites, y las autoridades se ven obligadas a adaptarse a tácticas cada vez más sorprendentes para garantizar la seguridad vial y la legalidad en las carreteras.