El 15 de noviembre de 2004 marcó el inicio de una historia de amor y compromiso político en Ferrol, con Yolanda Díaz y Juan Andrés Meizoso como protagonistas.

En una ceremonia celebrada en el centro cultural Torrente Ballester, Díaz, vestida de rojo, y Meizoso, en traje color crema, intercambiaron promesas de amor eterno, no como marido y mujer, sino como compañeros, reflejando así la terminología igualitaria que caracteriza a su entorno político e ideológico.

Esta relación, que ha transitado desde los lazos íntimos hasta los desafíos profesionales, ha sido un testimonio de la evolución personal y política de ambos. Yolanda Díaz, actual vicepresidenta segunda del Gobierno y destacada ministra de Trabajo, junto con Juan Andrés Meizoso, delineante técnico en Navantia, han conformado una pareja que, a pesar de las distancias y los cambios en su convivencia, sigue compartiendo un profundo vínculo de amistad y respeto mutuo.

Sin embargo, la reciente noticia de que Meizoso ya no reside con Díaz ha sorprendido a muchos, evidenciando las complejidades de conciliar la vida familiar con responsabilidades de alto nivel gubernamental. Mientras Díaz continúa su labor en Madrid, Meizoso se ha quedado en Galicia, manteniendo su puesto en la compañía naviera Navantia, en Ferrol.

Este ajuste en su vida familiar ha llevado a Díaz a asumir un rol de «supermonomarental«, término con el que ella misma se ha identificado, reflejando su compromiso tanto con su carrera como con su hija, Carmeliña.

La historia de Díaz y Meizoso es emblemática de los desafíos que enfrentan muchas parejas en la actualidad, especialmente aquellas involucradas en la política o en carreras que demandan una gran dedicación. A pesar de los obstáculos y las distancias, su relación se ha mantenido sólida, basada en la amistad y el apoyo mutuo, más allá de las convenciones tradicionales de matrimonio o cohabitación.

La separación física entre Díaz y Meizoso no ha mermado su compromiso como familia. Según fuentes cercanas, la pareja sigue comportándose como tal, manteniendo una relación amistosa y una co-parentalidad efectiva por el bienestar de su hija.