La luxación congénita de cadera es una patología poco frecuente, pero muy grave para el desarrollo motor y la capacidad de marcha de los niños. Por ello, el Dr. Alejandro Sola, especialista en traumatología infantil en Quirónsalud Zaragoza, explica la importancia de detectarla de manera temprana.  

“Afortunadamente -indica-, hoy en día se puede diagnosticar durante el embarazo con el uso de la ecografía y, sino al nacimiento, el pediatra en la propia sala de partos ya observa unas maniobras que le hacen sospechar. Si es así, generalmente consulta al traumatólogo, quien será el encargado de confirmar y verificar esa inestabilidad”.  

El especialista explica que para tratar este problema es necesario colocar una férula de separación de las caderas que tienen que llevar los niños encima de la ropa a lo largo de los tres primeros meses. “Un dato muy importante -resalta-, es que el 95% se normaliza durante las primeras 48 horas tras el parto, por lo que es fundamental una atención precoz”. “En el caso de no tratarla -añade-, la cadera queda fuera de su sitio, dificultando o impidiendo la capacidad de marcha normal del pequeño, lo que en el futuro conllevará cirugías mucho más agresivas que el simple uso de una férula ortopédica”.  

En cuanto a las posibles señales de alarma, hay que destacar que, desde el nacimiento hasta que el niño comienza a andar, no se suelen producir síntomas. Sin embargo, más adelante, puede provocar que empiece a caminar más tarde, cojera o marcha de pato. Asimismo, se caracteriza porque habitualmente no causa dolor hasta más allá de los cinco años.  

*En el siguiente vídeo de ‘SALUDitos’, el Dr. Alejandro Sola aborda esta patología que puede afectar a los más pequeños.