La Vera Cruz de Caspe, una reliquia religiosa de más de 1.500 años de antigüedad, llega a Zaragoza. Se trata del segundo fragmento de madera más grande que se conserva en España de la cruz en la que murió Cristo, solo por detrás de los fragmentos que se encuentran en París y en Santo Toribio de Liébana.

La reliquia, que se custodia en una capilla de la Colegiata de Santa María la Mayor (Caspe), llega a Zaragoza este viernes, 15 de marzo, y permanecerá expuesta en la basílica del Pilar donde podrá venerarse desde las nueve de la mañana. Después, presidirá el vía crucis en La Seo, a las 19.30 horas.

Se trata de un hecho excepcional ya que la Vera Cruz, una de las reliquias más importantes de la cristiandad, solo sale de su capilla en Caspe dos veces al año.

Allí se custodia desde hace 628 años, pero su origen se remonta al 326 d.C. Su antigüedad es uno de los motivos que hacen de ésta una reliquia de valor incalculable. También lo es por su autenticidad probada y por su tamaño. Mide 20 centímetros de alto y 18 de alto, y la rodea un relicario de oro, gótico, y otro de plata, del siglo XVIII.

¿CÓMO LLEGÓ LA RELIQUIA A CASPE?

El fragmento de madera apareció en Jerusalén en el siglo IV d.C. y viajó más tarde hasta Roma, donde el Papa Clemente VII lo convirtió en su pectoral. En 1394, pocos días antes de morir, se lo regaló a Juan Fernández de Heredia, quien estaba muy unido a Caspe.

Fue un importante político y erudito del siglo XIV y se convirtió en gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén. Pese a ser natural de Munébrega (Calatayud), viajaba mucho a Caspe. Allí decidió construir uno de sus siete castillos y levantar un convento dedicado a su orden religiosa. Él quiso descansar eternamente en esta tierra y también decidió que así lo haría el fragmento de Vera Cruz que Clemente VII le regaló.

Así, la reliquia se guardó primero en el convento, aunque después se trasladó a la Colegiata de Santa María la Mayor. En este lugar permaneció hasta el año 1936, fecha en la que un caspolino se llevó la Vera Cruz, junto al Cáliz del Compromiso, a un lugar desconocido para que no fuese destruida durante la Guerra Civil Española.

Acabada la contienda, la reliquia fue devuelta a la Colegiata, pero debido al mal estado de la iglesia, permaneció guardada en la caja fuerte de una entidad bancaria durante 75 años, oculta por tanto a la vista de los fieles.

En la actualidad, se encuentra expuesta permanentemente en la capilla de su mismo nombre en la Colegiata Santa María la Mayor de Caspe y puede ser visitada contactando con la Oficina de Turismo de Caspe.

La reliquia solo sale de su capilla dos veces al año: en la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo y el día 3 de mayo, en la bendición de campos y términos. Excepcionalmente fue sacada a la escalinata de la Colegiata en marzo de 2020 para implorar la protección divina frente a la pandemia del Covid-19.