Gabriel Cisneros, uno de los padres de la Constitución Española de 1978, sigue siendo recordado. Tras un legado de dedicación y valentía en la política española, la tierra que le vio nacer le dedicó los premios Gabriel Cisneros por decisión del presidente aragonés Jorge Azcón.

Con ese homenaje a su figura se quiere premiar a todos aquellos que han hecho de su vida y trabajo una dedicación a los principios constitucionales. Porque precisamente, la vida de Cisneros estuvo marcada por su firme compromiso con la democracia y su resistencia frente al terrorismo. Un reflejo de su importancia en la historia reciente de España.

Nacido en Tarazona, Zaragoza, el 14 de agosto de 1940, Cisneros inició su educación en Soria y Zaragoza, antes de licenciarse en Derecho en Oviedo y Madrid. Su carrera política comenzó temprano, ocupando roles significativos en el Ministerio de Trabajo y como delegado nacional de la Juventud. Complementó su formación con estudios en ciencias políticas y periodismo, iniciando su carrera como columnista en el diario Pueblo.

Su entrada en la política activa fue en 1971 como consejero nacional por la provincia de Soria y posteriormente en las Cortes, donde desempeñó un papel crucial en las Comisiones de Educación y Ciencia y de Presupuestos. Renunció a su cargo de director general de Asistencia Social en 1977 para presentarse a las elecciones generales, siendo elegido diputado.

Su mayor contribución a la política nacional fue su participación en la Ponencia Constitucional, fundamental en la redacción de la Constitución de 1978. También fue miembro de la Ponencia del Estatuto Vasco, marcando un hito en su carrera política.

El 3 de julio de 1979, Cisneros sobrevivió a un intento de secuestro y un brutal ataque por parte de ETA, donde recibió más de veinte balazos. Este hecho no solo demostró su coraje y determinación, sino también su compromiso con la democracia y la libertad en España.

A pesar de este atentado, continuó activo en la política, ocupando varios cargos de importancia, incluyendo el de secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes. En 1982, fue nuevamente elegido diputado de UCD por Soria, asumiendo roles clave en el Congreso.

En 1986, se tomó un breve receso de la política activa, para reincorporarse en 1988 en las filas del Partido Liberal. Jugó un papel crucial en la integración de los liberales en el Partido Popular (PP), siendo elegido diputado por Burgos en 1989.

Durante su carrera en el PP, Cisneros fue miembro de importantes comisiones y en 2002, fue nombrado representante del Parlamento español en la Convención para la Reforma de la Unión Europea.

El 7 de octubre de 2003, firmó la Declaración de Gredos en apoyo de la Constitución, siendo reelegido diputado por Zaragoza en 2004 y ocupando el cargo de vicepresidente tercero en la Mesa del Congreso.

Su salud se deterioró en noviembre de 2003, sufriendo un pequeño infarto cerebral, pero continuó activo en el Congreso hasta junio de 2007.

Gabriel Cisneros fue un colaborador habitual de la prensa y recibió múltiples condecoraciones por su servicio, incluyendo la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil. Casado y padre de tres hijos, su fallecimiento marcó el fin de una era en la política española, recordado por su valentía, compromiso y su papel fundamental en la democracia del país.