Los modelos animales han sido frecuentemente utilizados en la investigación y experimentación de muchos sectores, especialmente en la industria farmacéutica. Y por ello, las restricciones son cada vez mayores para el uso de animales en este tipo de experimentación. En respuesta a esto han surgido proyectos tan pioneros como BEOnChip, empresa aragonesa fundada en 2016 a partir de prototipos desarrollados en la tesis doctoral de Rosa Monge, cofundadora de BEOnChip.

Su tecnología desarrollada en chips trata de reproducir el microambiente de las células para poder testear fármacos u otros compuestos de una manera mucho más rápida y a un menor coste y, además, evitando el uso de animales en esos procesos.

BEOnChip nace de la unión de la ingeniería, especialidad en la que se graduó Monge, y la biología, dando como fruto este proyecto qua casa dos especialidades que han hecho posible que esta empresa aragonesa sea la primera en España en crear los dispositivos de órgano en chip. Esta tecnología permitirá «crear soluciones que sean más éticas a la hora de poder desarrollar nuevos fármacos y nuevos compuestos» asegura.

Chip de cultivo celular. BeOnChip

Esta multidisciplinariedad de su equipo es una de las claves de diferenciación, ya que la tecnología que desarrollan va dirigida a un cliente final, que son los biólogos, y era necesario adaptar su tecnología a este ámbito. Por ello incluir en su equipo perfiles químicos y de biología era una necesidad a la vez que ha sido un punto clave a la hora de poder acercar su producto al usuario final.

PROYECTOS EN MARCHA

Hasta el momento han llevado a cabo proyectos centrados en modelos para aplicar en cardio y otros en piel, pero actualmente su principal proyecto se centra en trabajar modelos de intestino. Su finalidad es «probar alternativas en proteínas y ver cómo el intestino del humano reacciona a esas nuevas proteínas que no son de origen animal», explica Monge. Pero su tecnología quiere ir más allá, buscando ser capaces de reproducir partes del cerebro y ver también «nuevas terapias que puedan ser útiles para diversas patologías que pueden surgir».

El espíritu emprendedor de Rosa le hizo dar un giro inesperado a su futuro laboral cuando, durante su trabajo de doctorado, había logrado crear varias patentes, las cuales les sirvieron como impulso para decidirse por el emprendimiento como su opción de futuro.

Su primer desafío para crear BEOnChip fue transformar los desarrollos que había llevado a cabo en sus estudios en un producto concreto, que tenía que responder a la necesidad del mercado y adaptarse a las necesidades de los usuarios finales.

Otro gran reto que trascendía a la tecnología era un desafío en lo personal, ya que Rosa no contaba con un entorno que conociera el emprendimiento, por lo que su crecimiento personal para desarrollarse como empresaria fue fundamental. Para ello realizó varios cursos de emprendimiento para finalizar en un MBA para contar con la formación necesaria para gestionar una empresa.

El trabajo de todo el equipo de BEOnChip posiciona a esta empresa aragonesa como un gran referente en microtecnología y está abriendo las puertas a un futuro tecnológico más ético y eficiente.