Las carreteras que conducen a los valles del Pirineo aragonés han registrado importantes retenciones este viernes, complicando el tránsito de miles de turistas que se dirigían a disfrutar de los deportes de invierno.

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha informado de congestionamientos significativos, especialmente en la carretera N-240 entre Puente la Reina y Berdún, donde la presencia de tractores y agricultores en la calzada ha generado paradas de tráfico a lo largo de nueve kilómetros.

Además, la A-23, ruta principal hacia los valles del Aragón y de Tena, ha visto incrementada su habitual congestión de fin de semana por un flujo más intenso de vehículos motivado por las recientes nevadas.

Estas condiciones meteorológicas han favorecido la expansión de los dominios esquiables en los complejos de Candanchú, Astún, y Formigal-Panticosa, este último gestionado por el grupo Aramón, atrayendo a un mayor número de aficionados a los deportes de invierno.

La situación se ha agravado en puntos críticos como Monrepós y Lanave, en la autovía A-23, donde la transición de autovía a carretera convencional ha provocado atascos significativos. Este tramo, que se extiende entre Lanave y Sabiñánigo, no prevé su desdoblamiento hasta el 2028 o 2029, manteniendo este punto como uno de los cuellos de botella más problemáticos de la red viaria aragonesa.

Según el Centro de Gestión de Tráfico de Aragón, las retenciones comenzaron a intensificarse poco después de las 19.00, formándose colas de más de un kilómetro de longitud. Aproximadamente hacia las 21.00, los embotellamientos se localizaron específicamente desde el kilómetro 392, en Belarra, hasta el kilómetro 394.2, en Lanave.

La situación se complicó aún más cerca de Sabiñánigo debido a un accidente que involucró a cuatro coches en su ruta hacia las pistas de esquí, paralizando completamente la circulación en esa área.