La avenida Navarra volverá a estar en obras la próxima primavera por el inicio de las reforma integral de la segunda fase, que abarcarán 19.000 metros cuadrados. Serán 3.000 más que el tramo ya acondicionado e irán desde el paseo de Calanda hasta la calle de La Rioja, contando con un presupuesto de 6,3 millones de euros y un periodo de ejecución de 12 meses.

En paralelo, el Consistorio va a trabajar en la transformación del antiguo restaurante del Mercado del Pescado, que permitirá ampliar en 285 metros cuadrados el actual centro cívico. Concretamente, se creará una sala polivalente y un almacén en la planta baja, así como dos aulas con una segunda sala polivalente en la primera. Para hacerlo posible, han apuntado desde el Ayuntamiento, se procederá a la demolición del interior de ambas plantas, dejándolas “totalmente diáfanas”. La obra incluirá unos nuevos forjados que reutilizarán parte de la estructura metálica ya existente y permitirán mejorar el acondicionamiento acústico del salón de actos anexo.

Toda el área, abandonada y con signos de vandalización desde 2014, tiene una superficie útil de 222,75 metros cuadrados, y consta de zona diáfana de bar, cocina, almacén, pasillos, aseos, comedor y office. En este caso, la inversión será de 760.000 euros y el plazo de ejecución, de unos ocho meses, con la idea de que la ampliación esté lista a finales de 2024.

EL MERCADO DEL PESCADO

Desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX, la venta de pescado fresco en Zaragoza, se realizaba en varios lugares en los que habitualmente había mercadillos al aire libre. Las Piedras del Coso, la plaza de San Lamberto, la del Pilar, la de San Pablo… La construcción del Mercado Central o de Lanuza de la capital aragonesa en 1903 supuso un avance en la venta de abastos. 

Sin embargo, los comerciantes buscaban un edificio adecuado que pudiera albergar instalaciones frigoríficas que permitieran la conservación del pescado sobrante de un día para otro. Así, a finales de la década de los años 20 del siglo pasado, el Ayuntamiento de Zaragoza aprobó la construcción de un nuevo mercado destinado exclusivamente a la venta de pescado en la Plaza de la Libertad, hoy plaza de Santo Domingo. Tras 30 años de uso, sus instalaciones se quedaron obsoletas y su ubicación, en el centro de la ciudad, suponía un inconveniente para la venta del producto, el destino para el que fue creado.

Comenzó entonces la búsqueda del emplazamiento para un nuevo mercado. La Avenida de Navarra fue el lugar elegido porque tenía fácil acceso por carretera con el norte de España, desde donde llegaba el pescado, y estaba muy cerca de la estación de Caminreal, la parada más cercana a Zaragoza del ferrocarril que conectaba Aragón con Valencia y enlace también con la recién inaugurada vía de Canfranc. Con unas previsiones de futuro suficientes, tanto por el espacio que se le destinaba como por las posibilidades de ampliación.

El Ayuntamiento Pleno de 8 de agosto de 1957 aprobó el proyecto del arquitecto Marcelo Carqué Anyesa y adjudicó las obras a la empresa Entrecanales y Tavora S.A., con un presupuesto de ejecución de 8.238.480 ptas. Un edificio singular y diferente que obtuvo el Premio Ricardo Magdalena en 1961.

El proyecto de Carqué es puramente funcionalista, construido en hormigón armado sin ninguna ornamentación. Tres plantas, sótano, principal y alta, de manera que todos los servicios específicos del mercado se desarrollaban en una sola planta. La entrada se realizaba a través de un gran vestíbulo desde el que se accedía al bar, a la oficina bancaria y por el centro a la lonja propiamente dicha. Los 19 puestos de exhibición y venta de productos se disponían radialmente en torno al espacio circular destinado al público. Así conseguía que no hubiera diferencias ni preferencias en cuanto a la visibilidad o al acceso de ninguno de ellos.

La obra prescinde de adornos, es funcional, con un juego de volúmenes rotundos y geométricos y una nave cubierta por una espectacular estructura de cerchas y tirantes.

El pintor zaragozano Javier Ciria es el autor de los frisos de forma triangular situados en ambos lados del vestíbulo con interesantes pinturas alegóricas de fauna marina que con simpleza compositiva protagonizaba en cada una de ellos la figura incompleta de un pez. De carácter realista estaban ejecutadas sobre lienzo con depurada y personal técnica y con un colorido de fuerte impresión decorativa.

En el cuerpo principal de la fachada recayente a la avenida de Navarra, en la parte superior de cada uno de sus lados se colocaron sobre el paramento de piedra sendos escudos de la ciudad realizados en hierro forjado. Fueron personal creación de Pablo Remacha, el afamado artista renovador del arte de la forja en Aragón premiado en numerosos certámenes y exposiciones nacionales e internacionales.

El edificio deja de ser lonja en los años 80 tras la apertura de Mercazaragoza y se transforma en centro cívico.