Décadas atrás, fue el paraíso de los aragoneses: localidades costeras catalanas de las provincias de Tarragona y Barcelona, tales como Cambrils, Calafell o Sitges encarnaban los destinos ideales para adquirir una segunda residencia en la playa. Y una, especialmente, se erigió como símbolo del veraneo para los habitantes de la Comunidad: Salou, que de ser un pequeño pueblo se convirtió en una ciudad para las fechas estivales con el impulso fundamental de ciudadanos de Aragón y Navarra.

Pero esta tendencia de acudir en masa a las playas catalanas no sólo se ha moderado, sino que está en un punto de inflexión crítico en favor de su gran oponente: Castellón. A una distancia muy similar de Zaragoza, y mejor posicionadas para los habitantes de Teruel, localidades como Alcocéber, Vinaroz o Peñíscola son ahora el imán de atracción para aquellos que buscan una segunda residencia cercana, agradable y con buen tiempo.

Entre estas, destacan las promociones de obra nueva de Porta Mediterránea en Alcocéber, que está impulsando el crecimiento de Alcocéber con un gran número de promociones con la máxima calidad y el aval como partner de Porcelanosa. Otra promoción a destacar es de Brial con el Edifico Argos, en el residencial privado Vinaròs Plaza.

¿POR QUÉ ELEGIR CASTELLÓN PARA VERANEAR?

Tres son los factores que han hecho cambiar la tendencia: la tensión social provocada por el auge del catalanismo, la diferencia económica entre unas y otras zonas, y el hecho de que Castellón ha sabido desarrollar su urbanismo costero de forma ordenada y atractiva para el turista.

Respecto a la situación política, el independentismo catalán ha impregnado en la sociedad y provoca que los ciudadanos no catalanes puedan sentir cierta incomodidad y tensiones en un periodo que precisamente destinan al relax y a la despreocupación.

A día de hoy, con la cuestión política en su punto álgido, los recelos de la ciudadanía aragonesa a la hora de invertir su dinero en la Comunidad vecina ha impulsado a la búsqueda de alternativas. Y la más evidentes es Castellón.

Por su parte, por la más sencilla ley de la oferta y la demanda, la costa catalana ha visto paulatinamente encarecidos los precios de sus inmuebles, teniendo en cuenta además que el impacto del alquiler vacacional ha sido mayor que en Castellón y ha elevado todavía más los precios.

De hecho, el modelo turístico en las costas barcelonesas y tarraconenses ha cambiado sustancialmente: el hecho de contar con variadísimas y frecuentes conexiones aéreas desde el aeropuerto de El Prat, al que se suma el más modesto pero también ajetreado aeropuerto de Reus, hace que se haya convertido en un polo de atracción para ciudadanos europeos que buscan estadías cortas de sol y playa, con vuelos baratos y apartamentos tambiéna precios muy bajos.

Eso ha hecho que la compraventa se haya resentido, y los precios así lo indican. Por ejemplo, en la emblemática localidad de Sitges, un piso a partir de 60 m2 y dos habitaciones no puede encontrarse en la actualidad por menos de 180.000 euros, y por supuesto no en primera linea de playa.

DESARROLLOS DEL PASADO VS A OBRA NUEVA CERCA DEL MAR

Y ahí entra en juego la tercera variable: el desarrollo de la Costa Dorada (Salou, Cambrils, Comarruga, Calafell, etc.) se produjo hace décadas, principalmente en los años 80, por lo que apenas queda terreno disponible cerca del mar, siendo las pocas opciones existentes inmuebles de segunda mano que los propietarios desean vender.

Por el contrario, localidades como Vinaroz, uno de los municipios castellonenses más cercanos a Zaragoza, tienen todavía la oportunidad de construir obra nueva cercana a la costa, y con precios competitivos, como las promociones que tiene en marcha Brial.

Algo similar ocurre en el vecino municipio de Alcocéber, en plena expansión y donde Porta Mediterránea Homes dispone de un gran número de promociones en primera línea de playa o a los pies del parque natural Sierra de Irta, un conjunto natural con calas y playas virgenes.

Entre las más destacas, ya en marcha están las obras de Residencial Le Blanc, en primera línea de playa, con 52 viviendas y cuya finalización está prevista en a lo largo de 2025. También en primera línea están Residencial the Edge (30 viviendas), una de las urbanizaciones más exclusivas de la provincia de Castellón.