Alicia Esteve, conocida como Tania Head, saltó a la fama como un símbolo entre las víctimas del 11S. Su historia cautivó a todos relacionados con el evento trágico, pero seis años después, se reveló la realidad. Nunca estuvo a punto de casarse, no tenía el empleo que afirmaba, no había estudiado en las prestigiosas universidades mencionadas y, en realidad, ni siquiera estaba en la torre sur el día de la tragedia.

De acuerdo con amigas de su niñez, Alicia pertenecía a una acomodada familia barcelonesa y era la menor de cinco hermanos. Siempre en el foco familiar, los problemas económicos de la empresa de su familia en los 90 afectaron profundamente a su padre y, consecuentemente, a ella.

Luego de estudiar en EEUU con excelentes calificaciones, regresó a España. Quienes trabajaron con ella la describieron como alguien extremadamente competitivo, prefiriendo rodearse de personas que no la opacaran.

Después del 11S, surge la figura de Tania Head, proclamándose una de las 19 personas que estuvieron en plantas superiores al impacto en la torre Sur. Decía haber estudiado en Harvard y Stanford y haber trabajado en la planta 78 de la torre Sur en Merrill Lynch. Contaba historias de cómo un voluntario le salvó la vida y cómo un moribundo le confió su anillo de bodas. Además, afirmaba haber perdido a su prometido en la otra torre.

Manteniéndose bajo perfil, Tania se volvió un mito entre los supervivientes hasta que en 2004 se convirtió en presidenta de la asociación de víctimas del World Trade Center. Su aparente herida en el brazo y empatía extraordinaria la hicieron admirada por muchos, llegando a guiar a dos alcaldes de Nueva York y diversas celebridades en el sitio del desastre.

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Pese a que no hubo escepticismo inicial por parte de la prensa, en 2007 periodistas del New York Times decidieron investigar más a fondo. Descubrieron que Tania era, en realidad, Alicia Esteve, quien había estudiado en España post tragedia del 11S y no existía registro alguno de ella en Nueva York, Harvard, Stanford o la empresa que afirmaba trabajar.

Después de ser desenmascarada, Alicia regresó a Barcelona. Algunos sugieren que llegó a creerse su propio engaño, viviendo en una ilusión que para ella se convirtió en realidad.