La llegada del otoño a España ha desatado una serie de tormentas que han inundado ciudades con lluvias y vientos intensos. Con esta temporada, resurge el uso de los paraguas, objetos que han experimentado pocos cambios en su diseño a lo largo de los años, a pesar de su antigüedad que se remonta al 2.400 a. C. en China.
Sin embargo, una nueva propuesta está cambiando el panorama. Se trata de Gilley, un innovador paraguas ideado, diseñado y probado en Londres. Este proyecto, gestado en la vida cotidiana londinense, ha recaudado más de 80.000 euros a través de una exitosa campaña de crowdfunding en Kickstarter.
La génesis de Gilley no fue sencilla, llevando dos años y 14 prototipos para llegar a su versión final. Sus creadores, conscientes de la problemática ambiental, han apostado por un diseño sostenible, dado que cada año se desechan mil millones de paraguas en vertederos alrededor del mundo.
Lo más llamativo de Gilley es su diseño compacto, similar al de una botella de agua, y su peso liviano de tan solo 400 gramos. Incorpora una funda de plástico duro que lo hace estanco, permitiéndole guardarlo sin preocupaciones. La base de goma garantiza estabilidad al posicionarlo en el suelo.
Dos opciones de transporte destacan: una pequeña base adaptable a manos de todos los tamaños o la propia funda de plástico que se enrosca a la base, proporcionando una mayor superficie de sujeción.
La innovación no solo se refleja en la practicidad, sino también en los materiales. Con solapas a prueba de viento, un armazón reforzado de fibra de vidrio y aleación de aluminio, y un tejido principal hidrófobo tejido a mano, Gilley se destaca como un paraguas resistente capaz de soportar vientos de al menos 50 km/h.
Con certificación ISO, Gilley ya está disponible para su compra en Kickstarter a un precio inicial de 38 libras (aproximadamente 43,50 euros). Las primeras entregas están programadas para diciembre de este año, marcando un hito en la evolución de un objeto cotidiano que, finalmente, se adapta a las demandas del siglo XXI.