En una historia de resiliencia y supervivencia, las langostas de árbol, consideradas extintas desde 1920, han encontrado un nuevo aliento de vida en la remota isla Lord Howe, situada en el Pacífico sur.

Este inesperado giro de los acontecimientos se desencadenó tras el descubrimiento, en 2001, de una pequeña población de estos insectos palo en la Pirámide de Ball, un afloramiento rocoso cercano a la isla, desafiando las adversidades y evadiendo la extinción que parecía haber sellado su destino debido a una invasión de ratas en 1918.

EL INSECTO MÁS RARO DEL MUNDO NO ESTÁ EXTINTO

Contra todo pronóstico, entre 20 y 30 individuos de esta especie en peligro crítico lograron sobrevivir en condiciones extremadamente adversas, apoyados por la asombrosa capacidad de las hembras para reproducirse sin necesidad de machos, mediante partenogénesis. Este hallazgo marcó el inicio de una extraordinaria campaña de conservación internacional, con zoológicos de Melbourne, Bristol y San Diego uniendo esfuerzos para preservar y multiplicar a estos fascinantes insectos.

Desde el rescate de cuatro langostas de árbol en 2003 para un programa de cría en cautividad, la población ha crecido a miles, simbolizando un triunfo sin precedentes en los esfuerzos de conservación de la especie.

Este éxito se ve reforzado por la ambiciosa campaña para erradicar las ratas de la isla Lord Howe, iniciada en 2019, la cual ha permitido un renacimiento ecológico, según los relatos de los residentes locales.

Con la isla acercándose a ser un ambiente libre de ratas gracias a la labor incansable de perros entrenados para detectar estos roedores, se abre la posibilidad de reintroducir a las langostas de árbol en su hábitat natural.

El potencial retorno de las langostas de árbol a la isla Lord Howe no solo representa una victoria para la conservación de una especie que una vez se creyó perdida, sino también un paso crucial hacia la restauración de un ecosistema que había sido gravemente alterado.

Estos insectos, que en su día jugaron un papel esencial en el equilibrio natural de la isla, podrían ser la clave para revivir la biodiversidad y la salud ecológica de este paraíso insular.