La economía circular es la respuesta que han encontrado muchas empresas para alcanzar los objetivos de sostenibilidad que se están exigiendo no solo a nivel legislativo, sino también a nivel social. Cada vez es más urgente la necesidad de adoptar medidas y acciones encaminadas a reducir la huella de carbono en los procesos para cumplir la agenda 2030 que se ha marcado Zaragoza para ser una ciudad de emisiones cero.

Pero esos objetivos se están cumpliendo ahora, y empresas como Urbaser, Sphere, Tranvía y GranCasa se han sentado en la mesa de HOY ARAGÓN como parte de esas empresas que están actuando en nuestra comunidad y repercutiendo positivamente en la sociedad gracias a sus políticas medioambientales.

Operando en diferentes sectores, cada una de estas empresas tienen una idea en común, y es que, como comenta Plácido Aurensanz, responsable de operaciones de Urbaser, «la economía circular es circular pero es economía, tenemos que hacer que sea rentable ser circulares y para eso hace falta la colaboración público privada y que haya un contexto jurídico que favorezca que podamos ser competitivos siendo circulares».

Para lograr esa sostenibilidad económica de los proyectos, coinciden en la necesidad de que haya una colaboración público privada para poder llevar a cabo la gran inversión que requiere la innovación. El proceso pasa, según Alfonso Biel, CEO de Sphere, por «tener las ideas muy claras, primero las metas y luego poner los medios y poner la la imaginación».

Y parte esos medios corresponde a las empresas, pero otra parte sería necesario que potenciara la Administración que, como explica Plácido Aurensanz, «tiene una parte legislativa y una parte de gestión de las ayudas que vienen de Europa».

La agenda 2030 está en marcha, con unos objetivos claros de descarbonizar la ciudad, y Susana Betrán, gerente de GranCasa, se muestra «convencida» de que se van a alcanzar, aunque ve necesaria «una legislación ad hoc y apoyo en la inversión». 

Pero a veces la sociedad y las empresas van un paso por delante de la Administración Pública y toman la iniciativa de los proyectos, por lo que es posible que el 2030 «sea tarde», puntualiza Alfonso Biel. Los proyectos se están dando a pasos agigantados y la descarbonización podría llegar antes de lo estipulado.

Y en esa ecuación que une lo público y lo privado también se hace imprescindible incluir a la ciudadanía, ya que «el ciudadano es esencial que asuma que hay que ser sostenibles», comenta Ignacio Iraburu, director de Comunicación de Tranvía Zaragoza.

LA CABEZA BIEN ALTA

Aunque aún queda trabajo por hacer, estas empresas pueden tener la cabeza bien alta de todas las iniciativas que están llevando a cabo para alcanzar los objetivos de sostenibilidad.

El Tranvía de Zaragoza lleva en su corazón ser 100% sostenibles, ya que es un medio de transporte 100% eléctrico que no genera emisiones nocivas para el medio ambiente, ni para el entorno. Basándonos en datos, el Tranvía ahorra cada año hasta 293 toneladas de emisiones de CO2. Además «ha transformado un contexto en zonas como la Plaza Paraíso, donde en el 2009 pasaban 93.000 vehículos, ahora un 47% menos», puntualiza Iraburu.

En zonas tan transitadas como el centro, el Tranvía logra reducir el paso de vehículos privados en un 30%, lo que reduce considerablemente la contaminación de la ciudad. Para Iraburu el usuario es la clave de la ecuación para que el Tranvía sea más sostenible (más usuarios, más reducción de emisiones), y cree que «el usuario se va a concienciando cada vez más de que realmente es una aportación la que hace utilizando el tranvía».

Grancasa inauguró su nueva fachada sostenible en mayo de este mismo año, con un consumo 100% de origen renovable, que ha supuesto un gran salto hacia la sostenibilidad del centro comercial, que utiliza la sostenibilidad para «ser promotores del cambio», asegura Susana Betrán, gerente del centro.

Para GranCasa, es fundamental incluir al cliente en estas acciones, como por ejemplo con la app Reciclo, con la que fomentan el reciclaje dentro del edificio. Además tienen un centro de control mediante el cual se controla la iluminación del centro durante todo el día de manera inteligente y eficiente. La sostenibilidad se convierte entonces en «acciones enormes, pero también son cosas pequeñas del día a día utilizando esa correa de transmisión que somos para llegar ese tipo de valores al cliente».

El complejo de Economía circular Sphere, «ya no es una fábrica de bolsas» sino una zona productiva basada en economía circular. Con su gran fábrica en Pedrola, en la que trabajan más de 300 personas, llevan ya 15 años con un consumo energético verde.

Son una empresa de residuo cero, como cuenta su CEO esto se debe a que «todo lo que se genera a nivel de residuo interno lo reciclamos, ya que contamos con máquinas de reciclar post industrial que lo hacemos en la planta y lo reincorporamos en el mismo proceso».

Otro hito importante ha sido «la sustitución paulatina de los productos petroquímicos por materias primas recicladas post consumo, materiales primas recicladas industriales, materias primas biodegradables compostables», lo que ha reducido un 25% los químicos. «El 75% del material que consumimos son materias primas en las cuales su proceso reduce las emisiones de CO2».

Urbaser ha recibido este año el premio nacional de innovación, tras su trayectoria innovadora de 20 años. «Hemos invertido más de 200 millones de euros en innovación en más de 300 proyectos», explica su responsable de operaciones. La innovación pes para la empresa una apuesta estratégica, «y partimos de la base de que para ser sostenible tenemos que aportar soluciones innovadoras», expone.

Su joya de la corona es el Centro de innovación de gestión de residuos ‘Alfonso Maíllo’ (CIAM), un centro pionero en Europa en cuanto a que es el primer centro en gestión de residuos urbanos. Se encuentra integrado dentro del CTRUZ. «Vamos de la mano con el Ayuntamiento en soluciones innovadoras para pasar a la biorefinaría urbana», comenta Aurensanz.