La semana entre Navidad y Nochevieja es una estupenda opción para viajar a precios económicos. Sobre todo, si huimos de grandes capitales o de destinos de playas populares en estas fechas, y apostamos por viajar a localidades de nuestro país con poco turismo invernal.
Si estás pensando en hacer las maletas y pasas de ir a centros de esquí, y tampoco quieres visitar capitales como Madrid o Viena, España está lleno de rincones en los que pasar unos días de asueto y desconexión por poco dinero durante la época invernal.
Nuestro primer destino es Lastres, un precioso pueblo marinero encajonado entre el mar y la montaña, que desciende por la ladera hasta acabar en el Cantábrico. fue distinguido como Pueblo Ejemplar de Asturias, un galardón que la Fundación Princesa de Asturias le concedió en 2010.
Tiene puerto pesquero (una auténtica delicia para los que aman los sitios auténticos y con sabor), en el que se subastan los pescados que luego se consumen en bares, restaurantes y sidrerías. Y además de recorrer las calles empedradas del casco histórico, no hay que perderse el Mirador de San Roque, desde donde tendrás una vista increíble del pueblo, de sus playas, y de la Sierra del Sueve y de los Picos de Europa.
Seguimos en el Cantábrico, aunque en esta ocasión nos dirigimos hacia Ajo, en Cantabria. Un lugar privilegiado situado a poco más de media hora de la bahía de Santander, y donde el mar y las praderas se funden en el paisaje a la perfección entre acantilados únicos fusionando el verde y el intenso azul.
En el pueblo destacan varias casonas nobles, casas de arquitectura popular, y varios edificios religiosos. Pero sin duda, el reclamo más llamativo de esta localidad, cabeza del municipio de Bareyo, es el Faro de Ajo. Situado en el punto más septentrional de la costa cántabra, es un lugar único para divisar la costa, y de paso, disfrutar de la colorida intervención de Okuda San Miguel que recubre el faro.
Si quieres turismo de interior, nos vamos hasta Plasencia, en la provincia de Cáceres. Esta localidad cuenta con un precioso casco histórico que es el resultado de estar enclavada en un lugar estratégico dentro de la Ruta de la Plata. Habitada por romanos y árabes, fue incorporada a Castilla en el siglo XII por Alfonso VIII.
El centro histórico está repleto de palacios, casas nobles e importantes construcciones religiosas como sus catedrales, la vieja y la nueva. Tampoco hay que perderse la plaza Mayor, la muralla, el acueducto medieval o el puente romano de Alcántara, un puente construido en el siglo II que cruza el río Tajo y que nos ayuda a comprender la grandiosidad de la ingeniería civil romana.
Nuestra última propuesta, ideal para los que aman el sur, es Barbate, una villa pesquera cuya economía gira en torno a la pesca del atún y de la técnica pesquera de la almadraba. Situado a pocos kilómetros de Cádiz, Barbate se alza en una zona que los griegos denominaron las Columnas de Hércules, y dentro de su término municipal hay imprescindibles como Zahara de los Atunes, Caños de Meca o el faro de Trafalgar.
Un paseo por las playas paradisiacas y por sus acantilados, o por el parque natural la Breña y Marismas del Barbate, con mucha menos gente que en verano, nos hará desconectar por completo y volver renovados a casa.