Ochagavía, un precioso pueblo enclavado en los Pirineos navarros, se erige como un destino lleno de encanto y atractivos turísticos. Entre sus joyas arquitectónicas destaca el Puente de Piedra, un vestigio medieval que cruza majestuosamente el río Anduña, ofreciendo una visión cautivadora de caseríos típicos con balconadas rebosantes de flores.

La localidad, reconstruida en el siglo XIX tras un devastador incendio provocado por la invasión francesa en 1794, conserva aún palacios medievales como Urrutia, Iriarte y Donamaría. La Iglesia de San Juan Evangelista alberga retablos renacentistas y barrocos, mientras que el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda, una ermita románica del siglo XII, permaneció indemne, ofreciendo vistas panorámicas a solo cuatro kilómetros del pueblo.

Ochagavía se revela como un enclave perfecto para actividades al aire libre. A escasos 10 kilómetros se encuentra la Selva de Irati, el segundo bosque de hayas y abetos más extenso de Europa, donde el pico de Orhi desafía el cielo a 2.021 metros de altura. En invierno, los amantes de la nieve pueden disfrutar de esquí de fondo o paseos con raquetas en el cercano centro de esquí Abodi-Irati.

Este pueblo navarro también alberga una historia lingüística fascinante. En el pasado, sus habitantes hablaban mayoritariamente en euskera salacenco, una variante local que coexistió con el castellano hasta el siglo XIX. Aunque la lengua autóctona ha desaparecido, las nuevas generaciones muestran interés en aprender euskera normalizado.

Los orígenes de Ochagavía se remontan a la época romana, cuando una vía crucial conectaba Zaragoza con Burdeos. En la Edad Media, el pueblo floreció como centro comercial y estratégico en la ruta que unía el reino de Navarra con Francia y en el Camino de Santiago. El desarrollo económico en el siglo XVI se refleja en las nobles construcciones que hoy embellecen el casco histórico.

A pesar de las adversidades durante las guerras carlistas en el siglo XIX, Ochagavía ha emergido como un destino turístico destacado. Con su encanto invernal y su entorno natural único, este pueblo se consolida como uno de los más hermosos de España, ofreciendo a los visitantes una experiencia rica en historia, cultura y belleza natural durante todo el año.