Maldivas, conocido como uno de los destinos más paradisíacos del planeta, también ostenta la reputación de ser uno de los más costosos. Pasar una noche en un resort de ensueño puede costar entre 500 y 1.000 euros e incluso más si se elige una villa sobre el agua. Afortunadamente, existe una alternativa que no tiene nada que envidiarle a Maldivas y resulta mucho más asequible.

Cabo Verde, un conjunto de islas situadas en la costa de Senegal, presenta paisajes que parecen sacados de una postal. Rodeado por las aguas del océano Atlántico, este archipiélago ofrece impresionantes escenarios con playas, cocoteros y palmeras. Contrariamente a lo que se podría pensar al observar imágenes de Cabo Verde, este destino no resulta tan prohibitivo como otros. El transporte, la comida y el alojamiento en estas islas africanas son considerablemente más asequibles en comparación con destinos como Maldivas.

En los últimos años, Cabo Verde ha ganado popularidad como destino vacacional, pero aún no se ha visto afectado por las consecuencias del turismo masivo. Esto permite disfrutar de sus playas y exotismo sin enfrentarse a multitudes, conservando así su autenticidad y preservando las actividades locales, desde la pesca en la costa hasta la música tradicional morna, los vibrantes carnavales o el Mardi Gras.

QUÉ VER EN CABO VERDE

Cuando se decide explorar Cabo Verde, la primera parada recomendada es Praia, la capital del país. Fundada a principios del siglo XVII y con una población de alrededor de 130.000 habitantes, alberga monumentos de gran interés, como el Palacio Presidencial, el Antiguo Ayuntamiento, la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, el Museo Etnográfico y la capilla de San Antonio.

Otro punto destacado es Ciudad Vieja, ubicada a unos 15 kilómetros de Praia, en Ribeira Grande de Santiago. Siendo la ciudad más antigua del país y la primera colonia europea establecida en esa región, fue seleccionada por los portugueses como una de las Siete Maravillas de Origen Portugués en el Mundo y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2009.

El Desierto de Viana en la isla de Boa Vista es una extensión única del Sáhara en medio del océano Atlántico. Caracterizado por extensas dunas de arena blanca, intercaladas con rocas volcánicas, arbustos y palmeras, el sorprendente contraste que ofrece este paisaje en comparación con el resto de la isla lo convierte en un destino imprescindible.

La Sierra Malagueta es una región montañosa situada en la isla de Santiago. Para los amantes de la aventura y el senderismo, explorar la Serra de Malagueta es una experiencia esencial.

Otra experiencia imperdible es contemplar el Pico de Fuego. Con casi 3.000 metros de altura, esta cumbre es la más elevada y al mismo tiempo un volcán activo que ha registrado cerca de 30 erupciones desde el siglo XV. A pesar de su actividad volcánica, en las laderas del Pico de Fuego, los habitantes de Cabo Verde cultivan café, creando un fenómeno sorprendente.

En cuanto a las playas, la Playa de Santa María en la isla de Sal es una de las más concurridas y atractivas, perfecta tanto para el descanso como para deportes acuáticos. La Playa de Ponta Preta, también en la Isla de Sal, es más tranquila y ofrece una vista espectacular. La Playa de Ervatão en la isla de Boa Vista es famosa por la anidación de tortugas bobas, mientras que la Playa de Santa Mónica en la misma isla destaca por sus dunas desérticas y restos de un antiguo barco español, aunque se considera peligrosa debido al fuerte oleaje.