En medio de la transición energética y la exploración de nuevas soluciones de movilidad, emerge un vehículo que desafía los límites de la velocidad en tierra. Se trata del Bloodhound, un híbrido entre coche y cohete diseñado por el ingeniero Stuart Edmondson, con el objetivo de superar el récord de velocidad en tierra.

Con una potencia asombrosa, el Bloodhound cuenta con un motor a reacción EuroFighter y tres cohetes Nammo, ofreciendo 150 veces más potencia que los vehículos de Fórmula 1. Capaz de recorrer 2,25 km en tan solo 3,6 segundos, su máximo potencial superaría los 1.200 km/h e incluso los 1.300 km/h si las condiciones lo permitieran.

Sin embargo, para alcanzar su objetivo, el Bloodhound necesita un conductor que se ponga al frente y domine su potencia. Stuart Edmondson está en búsqueda del conductor ideal, alguien que haya vivido y respirado el ambiente de alta presión y velocidad. El candidato perfecto debe estar preparado para operar en un entorno de alta velocidad y mantener la calma bajo presión.

Andy Green, expiloto con el récord de velocidad en tierra, está involucrado en el proyecto y está listo para guiar al nuevo conductor a través de las estrictas pruebas que debe superar antes de conducir el Bloodhound. Además, el nuevo conductor debe tener un nombre reconocido o la capacidad de atraer financiamiento para el proyecto.

Aunque el Bloodhound es un símbolo de velocidad extrema, también allana el camino hacia la sostenibilidad. A pesar de funcionar con combustible tradicional, su rendimiento optimizado abre la puerta para la incorporación de combustibles de bajo carbono y SAF (combustibles de aviación sostenible), que reducen significativamente las emisiones contaminantes.

Mientras el mundo espera encontrar al conductor perfecto y se realizan las próximas pruebas, el Bloodhound continúa desafiando los límites de la velocidad en tierra, ofreciendo un vistazo hacia el futuro de la movilidad y la exploración de nuevos horizontes en la ingeniería automotriz.