El otoño es una estación que se presta a realizar escapadas por el entorno de nuestras ciudades para hacer pequeñas desconexiones de nuestro día. Y por suerte, Aragón está estratégicamente situada para realizar estas escapadas a sitios únicos. Desde destinos costeros como Peñíscola, a destinos rurales y de interior como el que te proponemos hoy: Sigüenza.

Esta pequeña localidad de la provincia de Guadalajara tiene poco más de 4.000 habitantes, y está situada a un par de horas desde Zaragoza.

Allí, nos espera un casco medieval lleno de encanto, un imponente castillo que aloja un Parador Nacional, y una rica y variada oferta gastronómica, en la que destacan dos restaurantes con Estrella Michelin.

Pero vayamos por partes. Sigüenza, poblada desde época celtíbera, está asentada en un estrecho valle el alto río Henares, a mil metros de altitud sobre el nivel del mar.

Por allí, y antes de convertirse en la ciudad castellana y medieval que podemos contemplar en la actualidad, han pasado celtíberos, romanos, visigodos y árabes.

El castillo medieval domina la vida / Parador de Sigüenza

Perderse por su casco urbano, entre casonas de piedra y calles empedradas, es un auténtico deleite por el excelente nivel de conservación del casco antiguo. En lo alto, sobresale la mole del castillo, dominando la ciudad desde sus murallas almenadas.

En el entramado de calles y plazuelas medievales, destacan edificios como la casa del Doncel, las iglesias de San Vicente o de Santiago, las puertas de entrada a la ciudad o la impresionante catedral.

La catedral es un magnífico ejemplo del primer gótico, y en su interior, no hay que perderse las capillas de los Arces, de San Pedro, de San Marcos o de la Anunciación. Los rosetones góticos, o la famosa escultura del Doncel son también una maravilla.

La catedral emerge entre el caserío de la localidad / Visit Sigüenza

Junto a la Sigüenza medieval tampoco hay que perder de vista la Sigüenza renacentista y barroca que surge palacios, casonas, conventos y ermitas del entorno de la plaza Mayor porticada o del Barrio Humanista, y en edificios como el Palacio Episcopal, la Casa Plateresca, el Convento de San Francisco o la iglesia renacentista de Nuestra Señora de los Huertos. También hay que visitar la Alameda neoclásica, que es el pulmón verde de Sigüenza.

DÓNDE DORMIR Y DÓNDE COMER EN SIGÜENZA

Sigüenza tiene una amplia oferta de alojamientos en apartamentos y alojamientos rurales, pero si quieres vivir una experiencia única, lo mejor es reservar en el Parador de Sigüenza.

Situado en el castillo medieval que corona la localidad, entrar en este Parador es volver varios siglos atrás. Además de un servicio y una atención impecable por parte de su personal, en esta fortaleza en la que residieron reyes, cardenales y obispos encontrarás lugares llenos de magia como el patio empedrado, o espléndidos comedores abovedados donde podrás desayunar si te alojas allí, o comer o cenar en el restaurante.

El patio del castillo de Sigüenza / Parador de Sigüenza

El castillo medieval que acoge el Parador de Sigüenza domina toda la ciudad. Reyes, cardenales y obispos residieron en esta fortaleza del siglo XII que se construyó sobre una alcazaba árabe. El castillo impresiona por fuera y por dentro.

El patio empedrado, las habitaciones con balcones de madera, la capilla románica del siglo XIII y el comedor abovedado te harán viajar al pasado. El restaurante del Parador, con una cocina basada en la gastronomía manchega, es un placer para los sentidos gracias a las variadas propuestas de su carta, donde las carnes tienen un protagonismo especial.

Y ya que hablamos de comer, la gastronomía de Sigüenza es rica y amplia, con platos típicos como el asado de cordero o cabrito, las migas acompañadas de torrezno, chorizo y huevo frito, la sopa castellana, los productos de caza y matanza, y postres como las yemas de Doncel, los bizcochos borrachos, o los dulces de convento como las trufas de las Hermanas Clarisas.

Para tapear, tampoco hay que perderse una tapa característica de esta localidad, y que en el Bar Alameda (P.º de la Alameda, 4) la preparan a la perfección: el perdigacho. Esta tapa se elabora con una tostada sobre la que se pone tomate natural o ali-oli, y una anchoa.

Tampoco hay que perderse los torreznos, acompañados del «fino seguntino», la bebida típica de Sigüenza elaborada con gaseosa, vermú rojo y espuma de cerveza.

Este restaurante cuenta con una estrella Michelin y 2 Soles Repsol / El Doncel

Si eres de buen comer, tampoco te puedes perder visitar cualquiera de los dos restaurantes con estrella Michelin con los que cuenta Sigüenza. El primero, El Doncel (Paseo de la Alameda, 3), tiene una estrella Michelin y 2 Soles de la Guía Repsol.

Los hermanos Pérez, con Enrique en los fogones, y Eduardo en labores de maître-sumiller, son herederos de una larga tradición hostelera con dos menús, uno a la carta, y otro, gastronómico, en los que plasman los sabores de su tierra con un toque culinario más vanguardista.

El segundo de los restaurantes con estrella Michelin de Sigüenza es El Molino de Alcuneza (Carretera GU 128). El restaurante está situado en un hotel Relaix & Chateaux a 6 kilómetros de la localidad, en un antiguo molino del siglo XV que ha sido completamente recuperado.

Allí, los hermanos Moreno, Samuel y Blanca, han hecho una apuesta por una cocina moderna pero de base tradicional basada en productos de temporada de la zona plasmada en varios menús degustación.