El otoño es una época ideal para perderse por el Pirineo. Tras el estío, y con la vuelta de las lluvias, los ríos recuperan su caudal. Y los bosques se transforman en un festival multicolor lleno de marrones, naranjas, amarillos, ocres que cautivan a los visitantes que se pierden por los valles del Pirineo Oscense. A la hora de perderse para disfrutar del otoño en todo su esplendor, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un destino privilegiado.

Esta zona, además de tener una naturaleza envidiable, está salpicada de pequeños pueblos que merece la pena conocer. Más allá de las localidades más grandes, como Ainsa y Boltaña, hay encantadores pueblos (muchos de ellos en el entorno del río Ara), que merece la pena conocer para descubrir la arquitectura pirenaica, su gastronomía, y esa paz que emanan estas localidad de la comarca del Sobrarbe durante la época otoñal.

Entre los pueblos que hay junto al Parque Nacional, destaca sobremanera Torla. Esta pequeña y hermosa localidad es la puerta de entrada al valle de Ordesa. De hecho, la silueta del pueblo con su campanario, y el  imponente macizo de Mondarruego es una de las vistas más icónicas de toda la zona. Sus calles empedradas, las casonas de los siglos XIII al XVIII, o la iglesia de San Salvador son algunos de los atractivos de esta localidad pirenaica.

Torla es la puerta de entrada al valle de Ordesa / Pedro Sanz

Muy cerca de Torla nos encontramos con otro pueblo en el que merece la pena detenerse: Broto. Cabecera del valle del mismo nombre, este pueblo está situado a orillas del río Ara. Al norte del río, está el barrio de Santa Cruz, mientras que al sur se encuentra el Barrio de los Porches. En este pueblo, además de disfrutar de los chuletones de ternera criados en este valle, tienes lugares de interés como la iglesia de San Pedro (siglo XVI), la Casa del Valle o la antigua cárcel. A cinco minutos del casco urbano tampoco hay que perderse la cascada del Sorrosal.

Junto a Broto, a tan solo un par de kilómetros, no podemos perdernos Oto. Un encantador pueblo en el que reina la tranquilidad y que conserva un casco urbano repleto de arquitectura pirenaica, con sus típicas chimeneas humeantes. Allí, imprescindible visitar la torre defensiva del s. XVI de Casa Don Jorge, o la Iglesia parroquial de San Saturnino (del siglo XV), de estilo mozárabe y románico.

Sarvisé es un pequeño pueblo / Turismo de Aragón

Sarvisé es otra de las paradas de esta ruta por los pueblos de Ordesa. Rodeado de praderas y montañas, este pequeño pueblo de apenas un centenar de habitantes. Entre otras muchas opciones de ocio, en esta localidad se pueden dar paseos a caballo. Fanlo, situado en el valle de Vió, en el macizo de Monte Perdido. Está rodeado de bosques de pinos, abetos, hayas y robles, y el pueblo tiene lugares de interés como la casa del Señor de Fanlo y Casa Rubay. Además, y como dato de interés, allí se rodó parte de ‘Julieta’, una de las películas de Pedro Almodóvar. En las cercanías, está el precioso Valle de Bujaruelo.

Buesa, situada entre praderas y montañas / Turismo de Aragón

En Buesa nos espera otro pueblecito perfecto para perderse por callejuelas descubriendo rincones bonitos. El pueblo se encuentra sobre la boca del valle del Chate, en las faldas de la Sierra Trallata. Y todavía conserva el ambiente agrícola y ganadero que en tiempos era el principal modo de vida de la zona. En este pueblo, además de visitar la ermita de Santa Isabel, hay numerosas opciones para realizar senderismo y escalada,

En la vertiente oriental del Parque de Ordesa nos encontramos con Bielsa. Famosa por sus carnavales, esta localidad (la última antes de llegar a la frontera francesa), es junto a Torla la otra gran puerta de entrada al Parque Nacional, aunque en este caso, desde el lado de Monte Perdido. El casco urbano alberga una interesante arquitectura pirenaica, con edificios como el ayuntamiento, construido en el siglo XVI y reconstruido a mediados del siglo XX tras haber sido destruido durante la Guerra Civil Española.

bielsa

El ayuntamiento de Bielsa, construido en el siglo XVI / Turismo de Aragón

A pocos kilómetros de Bielsa, también en el lado este del Parque Nacional, se levanta Tella. Un pueblo lleno de encanto y de casonas de piedra con los típicos tejados de pizarra de la arquitectura pirenaica. Además de por la belleza de su casco urbano, Tella es famosa por las leyendas de brujería que envuelven su historia. No hay que perderse el Dolmen de Tella, la Cueva del Oso, o la Ruta de las tres Ermitas, una ruta que recorre los puntos que según la leyenda, protegen el pueblo de las malas artes de las brujas.

Para acabar con esta selección de pueblos que rodean Ordesa, no podíamos olvidarnos de Nerín. Esta localidad de aires medievales y arquitectura tradicional tiene unas vistas espectaculares, al estar situado entre parajes tan increíbles como el Cañón de Añisclo o la Peña Montañesa.