Aragón celebra con gran entusiasmo este martes a su patrón, San Jorge, y lo hace con un fervor que trasciende el tiempo. Pero, ¿quién fue San Jorge? ¿Y cuál es su vínculo con Aragón?

La veneración a San Jorge como patrón de Aragón se remonta a la Edad Media. Conocido como «el gran mártir», San Jorge sufrió el martirio alrededor del año 303 en Lydda, en la actual Lod, Israel. Aunque la biografía exacta de San Jorge es poco conocida, su figura ha sido rodeada de fabulosas leyendas que han perdurado a lo largo del tiempo.

San Jorge fue un militar, santo y mártir que, tras profesar públicamente su fe cristiana, enfrentó grandes tormentos por orden de Daciano en el siglo IV, inspirando a muchos a convertirse al cristianismo.

En Aragón, la devoción a San Jorge se centra en la imagen del caballero cristiano. Según la leyenda, San Jorge intervino en la batalla de Alcoraz en 1096, apoyando al ejército del rey Pedro I de Aragón y su hijo, el infante Alonso. Se dice que un misterioso caballero armado se unió a las tropas cristianas en la batalla y les ayudó a vencer a los musulmanes.

La influencia de San Jorge se extendió más allá de las fronteras de Aragón. Se habla de su presencia en la conquista de Mallorca por parte de Jaime I y en la batalla del Puig de Enesa. La Crónica de Pedro IV afirma que San Jorge siempre protegió las batallas de la Casa de Aragón, siendo un motor clave en la reconquista del país.

La historia de la Corona de Aragón ha sido objeto de interés para el nacionalismo catalán, que ha intentado manipularla para adaptarla a sus propias aspiraciones políticas. Sin embargo, la conexión entre San Jorge y Aragón se remonta a siglos atrás, siendo un vínculo arraigado en la historia y la tradición de la comunidad desde 1096, cuando ya era considerado Reino de Aragón y Cataluña no era ni una idea política al no existir como tal.

En el año 828, por primera vez se encuentra registrado el término «Aragón» en un documento, utilizado para referirse al conjunto político de los valles de Ansó bajo la jurisdicción de un conde. Si bien su nombre se oficializó en 1035, fue después de la incorporación de la Casa de Barcelona al Reino de Aragón, pactada en 1137 y efectiva a partir de 1150, cuando este territorio se convirtió en la Corona de Aragón.

En 1261, el rey Pedro II de Aragón fundó la orden militar de San Jorge en el castillo de Alfama, cerca de Tortosa, la cual más tarde se uniría a la orden de Montesa. Además, durante el reinado de Juan II a finales del siglo XIV y principios del XV, se decretó que el 23 de abril fuera día festivo en todo el reino.

Respecto a San Jorge, en el año 1461, las Cortes de Aragón, convocadas en Calatayud por Juan II, determinaron que la festividad de San Jorge, el 23 de abril, fuera celebrada solemnemente en todo el Reino de Aragón de manera perpetua e inviolable.

En cuanto al escudo de Aragón, su diseño actual se estableció en 1499. En este escudo, se destacan, en orden de importancia, los símbolos de los reinos de Sobrabe y Ribagorza, seguidos por los emblemas del Aragón original y la representación de la conquista de Huesca y su territorio. Además, se incluye la referencia a la Casa de Aragón y su absorción de la Casa de Barcelona en 1137.

La leyenda más famosa sobre San Jorge es su lucha contra un feroz dragón para liberar a una hermosa princesa o doncella, una historia que ha inspirado innumerables representaciones artísticas. Esta leyenda, conocida como ‘San Jorge y el dragón’, probablemente sea el origen de muchos cuentos de hadas occidentales sobre princesas y dragones.

A través de los siglos, las leyendas sobre San Jorge han sido representadas en diversas formas artísticas, siendo la lucha contra el dragón una de las escenas más recurrentes. Además, la imagen de San Jorge como un caballero medieval que defiende el cristianismo contra los invasores musulmanes es también común. El culto a San Jorge se ha extendido por todo el mundo cristiano, con su festividad litúrgica establecida el 23 de abril en varios calendarios, tanto orientales como occidentales.

La Iglesia desempeñó un papel fundamental en la difusión del culto a San Jorge a través de la recitación de oficios dedicados a su memoria, la celebración religiosa en su honor, la construcción de numerosos santuarios y la difusión de sus reliquias.