El comercio internacional se enfrenta a desafíos significativos, desde conflictos geopolíticos hasta la moderna ‘piratería del siglo XXI’ y el impacto del cambio climático. Uno de los puntos críticos es el Canal de Panamá, donde las sequías amenazan su capacidad para facilitar el tránsito de buques mercantes. China, en 2012, propuso una solución ambiciosa: la construcción del Canal Interoceánico de Nicaragua, tres veces más grande que el de Panamá, con una inversión de 50.000 millones de dólares.

EL GRAN CANAL DE NICARAGUA

Doce años después, el proyecto sigue siendo un fantasma que planea sobre Nicaragua. Aunque anunciado con gran entusiasmo, la mayor obra de ingeniería de la historia aún no ha visto el inicio de su construcción. La propuesta generó expectativas de convertir a Nicaragua en el epicentro del comercio marítimo de América Latina.

La idea del canal no es nueva, vinculada a propuestas desde la época colonial española hasta especulaciones de Francia y Estados Unidos. Sin embargo, la propuesta china se destacó, prometiendo un canal que uniría el Caribe con el Pacífico, con dimensiones colosales y proyectos asociados como aeropuertos, puertos, lagos artificiales y áreas de libre comercio.

A pesar de la aprobación de la ley y la concesión a la empresa Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) Group, el proyecto se estancó. La falta de transparencia, la resistencia campesina y la percepción de posibles actividades ilícitas frenaron su avance. La disolución de HKND en 2018 aplastó las ilusiones nicaragüenses.

EL NUEVO CANAL DE PANAMÁ

Aunque muchos lo consideran un proyecto fallido, algunos señalan que no está muerto. La Autoridad Nacional del Gran Canal sigue recibiendo fondos, y la falta de cancelación oficial podría dejar la puerta abierta para futuras negociaciones. Mientras las tensiones comerciales y problemas en el Canal de Panamá resurgen, expertos sugieren que el proyecto podría reactivarse.

Los desafíos financieros de HKND, la oposición de agricultores y ecologistas por el impacto ambiental en el lago Nicaragua, y la falta de estudios adecuados fueron obstáculos insuperables. Sin embargo, con el cambio de dinámicas diplomáticas y el regreso del hijo de Ortega y el inversor chino Wang, el proyecto podría resurgir. Mientras el mundo espera, el futuro del Canal Interoceánico de Nicaragua sigue siendo incierto, como una sombra que se niega a desaparecer por completo.