En la primera sesión de control al presidente de Aragón, Jorge Azcón, en las Cortes, se desplegó una estrategia política con la mirada puesta en el futuro y una táctica eficaz para desviar la atención de los incómodos debates. Azcón anunció que el presupuesto autonómico de 2024 eximirá del Impuesto de Sucesiones al grupo I, es decir, a los menores de 21 años, argumentando que «nadie que pierde a sus padres con menos de 21 años se merece la injusticia de tener que pagar» .

Sin embargo, la oposición trató de mantener el enfoque en el pasado y el presente. La portavoz socialista, Mayte Pérez, preguntó sobre la posibilidad de cesar a directores generales acusados ​​de «apología del franquismo». Además, Pérez criticó el comportamiento de la presidenta de las Cortes, Marta Fernández, en un evento reciente, destacando la falta de saludo con la ministra de Igualdad, Irene Montero.

En respuesta, Azcón cuestionó la reacción del PSOE ante críticas en redes sociales y mencionó que lo habían llamado «nazi» en las Cortes sin condena. También sugirió que la oposición buscaba «argumentos políticos para sembrar el miedo». Estos intercambios se producen en el contexto de un debate sobre cambios de opinión y pactos políticos.

En relación a los directores generales acusados, Azcón se remitió a su declaración previa sobre sus declaraciones en redes sociales y señaló que se les juzgaría por sus futuras decisiones. El líder del PP en Aragón opinó que las críticas eran parte del juego político.

La sesión culminó con acusación de doble moral entre los partidos, registrando episodios anteriores de ceses en el gobierno regional. En definitiva, una sesión de control marcada por estrategias políticas y tácticas de distracción en medio de temas candentes.