El viernes marcó el inicio oficial del invierno, y con él, el ascenso de las temperaturas más frías del país. En el corazón de la península ibérica, un área conocida como el Triángulo de Hielo emerge como el epicentro del frío, registrando cifras impresionantes que descienden hasta los -30 grados centígrados.

Esta región, que abarca zonas entre Teruel, Calamocha y Molina de Aragón, ha ganado el título de «Polo del frío español». Molina de Aragón, situada a 1.060 metros sobre el nivel del mar, ostenta el reconocimiento de ser el lugar más frío de España. Con temperaturas que oscilan entre los -3,5ºC y los 8,5ºC durante el invierno, este municipio experimenta heladas en al menos 24 de los 31 días del mes.

Pero, ¿cuál es la razón detrás de estas temperaturas extremas en el Triángulo de Hielo? Estos tres puntos estratégicos se encuentran en el valle del río Jiloca, una llanura encajada entre la imponente Sierra Palomera y los Montes Universales, con una elevación media de 1.000 metros sobre el nivel del mar.

La amplitud de horizontes en esta área despejada facilita la entrada de masas de aire de origen polar o ártico, provocando un enfriamiento nocturno considerable.

La presencia persistente de nieve en el paisaje contribuye a intensificar este fenómeno, generando las temperaturas extremas que caracterizan al Triángulo de Hielo.

A medida que entramos en esta estación invernal, es crucial que los residentes de estas áreas extremadamente frías tomen precauciones adicionales para afrontar las condiciones climáticas adversas. El Triángulo de Hielo, aunque desafiante, nos recuerda la diversidad climática de España y la necesidad de adaptarse a sus caprichos invernales.