El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha ofrecido diálogo a todos los grupos municipales para llegar a un acuerdo sobre la reforma de La Romareda que permita a la ciudad aspirar a ser sede de los Juegos de Invierno de 2030 y del Mundial de Fútbol 2030, al que concurrirían España y Portugal en una candidatura conjunta. Y, especialmente, al PSOE como grupo mayoritario del pleno municipal. Hace escasos días fue la portavoz socialista, Lola Ranera, quien apeló a la reforma del estadio sin apriorismos, «con un folio en blanco», y por el interés de la ciudad para dialogar entre todos los implicados. 

Azcón ha recordado que es un compromiso del Gobierno PP-Cs, también del PSOE, acometer la reforma del estadio de fútbol, y ha subrayado que Zaragoza necesita «con urgencia» un nuevo campo porque está «obsoleto», es «incómodo» para el público, cada año es más difícil superar las medias de seguridad que se exigen por los organismos de eventos, y la imagen de modernidad «está muy alejada» de los estadios modernos que contribuyen a la proyección exterior siendo un foco de marketing urbano y atracción turística.

Para optar a ser sede de eventos deportivos como los citados, Azcón ha apremiado a «trabajar» porque el «reloj corre». Ha dicho ser partidario del acuerdo y ha confiado en que sea una realidad para la nueva Romareda. A su parecer, este estadio ha quedado tan anticuado que «no está a la altura de lo que merece la afición del Real Zaragoza, ni el prestigio y el nivel» de la quinta ciudad de España. «Sin un apoyo significativo amplio de los grupos del Ayuntamiento no será posible hacerlo en los plazos necesarios para optar a ambos eventos deportivos«, ha remachado.

En su intervención ha comentado que al diseño se le une el nuevo modelo energético, la modernización del PGOU, la aplicación de la ordenanza de accesibilidad y una planificación en materia de seguridad que incluya la videovigilancia, además de la aplicación de las nuevas tecnologías o la ampliación progresiva de la plantilla policial en la próxima década.

Estos aspectos, ha destacado, solo se logran dando el respaldp a los acuerdos de forma mayoritaria por lo que ha brindado diálogo a todos los grupos en un ejercicio de responsabilidad, como con el Pacto por el Futuro de Zaragoza con motivo de la pandemia de coronavirus.

A su parecer no se debería dejar pasar la oportunidad de profundizar en esa actitud constructiva de buscar acuerdos una vez que la COVID empieza a dar un respiro. «Creo que tenemos derecho a fracasar en el intento, pero sería imperdonable por parte de nuestros vecinos que renunciemos de antemano a la posibilidad de andar ese camino». Ha concluido al esperar la respuesta del resto de grupos municipales en las intervenciones que realizan esta tarde cuando se reanude el Debate sobre el estado de la ciudad.

MÁS ALLÁ DE LA ROMAREDA

Durante su discurso en el debate del estado de la ciudad, el alcalde ha citado tres asuntos relevantes que van más allá de su mandato y que, además de la reforma de La Romareda, son mejorar las relaciones con otras instituciones y avanzar en la sosteniblidad ambiental y la lucha contra el cambio climático. Sobre las relaciones entre las instituciones ha apuntado que en fechas «muy próximas» confía en celebrar una nueva reunión bilateral con el Gobierno de Aragón en la que se ratifiquen los acuerdos de marzo de 2020.

De esa cita ha recordado que se han sacado adelante asuntos relevantes como el impulso a la Plataforma Logística, el desbloqueo de aspectos urbanísticos y lo que será la firma del primer convenio bilateral económico-financiero para Zaragoza, que «mejorará» la financiación de las competencias impropias, ha confiado.

En cuanto a la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático, el alcalde ha señalado el reto de que en 2030 la ciudad sea climáticamente neutra acelerando la reducción de emisiones de CO2. Para lograrlo se llevan a cabo medidas como el plan extraordinario de rehabilitación de vivienda que ahorra la emisión de 1.300 toneladas de CO2 anuales; las mejoras lumínicas que evitan emitir 14 tonealdas de CO2; el Bosque de los Zaragozanos que generará un sumidero de 25.200 toneladas de CO2 en diez años; la renovación de la flota de autobuses que supondrá dejar de emitir 61.000 toneladas de CO2 menos a lo largo de la vida útil de los vehículos; y las ordenanzas fiscales verdes para estimular a familias y empresas hacia las energías limpias.