Un brote de gastroenteritis en Tarazona ha afectado al menos 120 personas entre domingo y lunes, llevando a las autoridades locales a prohibir el uso del agua del grifo para beber y cocinar, de la red municipal de abastecimiento. La situación es crítica por la incomodidad que vive todo un municipio de más de 10.000 personas, el cual se ha visto privado de un servicio básico esencial como es al abastecimiento de agua de boca.

Hace dos días, el Ayuntamiento anunció la medida tras recibir una alerta del centro de salud local, la cual también se remitió a Salud Pública del Gobierno aragonés. Estas autoridades aún están investigando si el agua es la causa del brote y esperan tener resultados esta semana, cuando las pruebas sean evaluadas de una manera más exhaustiva por el Servicio de Vigilancia de Salud Pública. Hasta ahora, los afectados presentan síntomas típicos de la gastroenteritis, como diarrea, pero no se han reportado casos graves que requieran hospitalización. 

La decisión se tomó después de que los profesionales médicos notaran que el único factor común entre los afectados era el consumo de agua. El concejal César García Benito, encargado de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas del consistorio de Tarazona, mencionó que los primeros análisis resultaron corrientes, pero se están realizando pruebas más detalladas en el laboratorio de Salud Pública. Además, el Ayuntamiento ha solicitado dos análisis adicionales a empresas externas para clarificar la situación. 

García Benito sugirió que si el agua no es la causa, el brote podría deberse a un virus, ya que también se han reportado casos de gastroenteritis en otras áreas de Aragón. Sin embargo, varias hipótesis subyacen de esta problemática que sacude al municipio.  

LAS TRES HIPÓTESIS

En primer lugar, como hipótesis, el estado y mala calidad de la masa de agua del embalse del Val -en el municipio aragonés de Los Fayos- el cual recibe agua con una elevada carga contaminante por la intensa presión de la industria y la ganadería. Todos estos impactos afectan también negativamente en la calidad del río Queiles y los arroyos que desembocan en él, el mismo río que baña al municipio de Tarazona. 

De hecho, esta situación ha sido denunciada en los últimos años a la Fiscalía y está en conocimiento del Ministerio de Transición Ecológica y la Confederación Hidrográfica del Ebro. La explicación es más que conocida: caudal arriba del río Queiles a su paso por Tarazona, concretamente entre los municipios de Ólvega y Agreda, se vierten aguas residuales que están por encima del nivel contaminante que se permite y terminan en el embalse del Val, que luego provee a río Queiles. Las empresas cuya autorización de vertido están señaladas son Campofrío y Distiller.  

Esta situación la conoce la Confederación Hidrográfica del Ebro, que además ha interpuesto varias denuncias y quejas desde 2017. Precisamente, en 2019 emitió un informe que daba crédito a cómo los vertidos de pueblos, granjas y una piscifactoría deterioran las aguas del río Queiles hasta un nivel de alerta. Y de manera concreta, el deterioro del embalse provoca el riesgo de que existan algas tóxicas, llamadas cianobacterias. 

LAS SUSTANCIAS TÓXICAS DEL QUEILES

La segunda hipótesis sigue teniendo relación con la alta carga de sustancias tóxicas del agua del río Queiles. Concretamente, el aumento en el caudal que por las últimas lluvias han provocado el ascenso de la carga contaminante y ha exacerbado los problemas de la EDAR (Estación de Aguas Residuales) de Ágreda-Ólvega, que ha estado vertiendo de manera no conforme a la autorización desde su inauguración en 1999.  

Esta situación ha llevado a la contaminación del río y el Embalse de El Val, al punto de que la Confederación del Ebro lo ha identificado durante años como el embalse más contaminado de la cuenca. 

La solución se antoja complicada a largo plazo, más aún sin determinar el origen de la infección. Sin embargo, a corto plazo, el Ayuntamiento ya ha dado aviso para una cloración periódica, un tratamiento para que el agua dedicada al abastecimiento humano resulte potable. Además con frecuencia necesita tratamientos de decantación, filtración, etc.

Lo que por el momento no se ha averiguado, es cómo ha sido posible que la contaminación descrita del sistema en alta, ha afectado a la captación de agua potable del municipio de Tarazona y presumiblemente al funcionamiento de la EBAR de Tarazona y a la calidad del agua de abastecimiento del municipio. 

Pero, de una manera más concisa y sin que haya perjuicio en un futuro, según expertos consultados, hay que conseguir la potabilidad necesaria del agua de boca que surge del río Queiles a su paso por Tarazona. Y para eso, previamente, hay que tener en cuenta la procedencia de las aguas y la identificación de las afecciones concretas causantes del deterioro de la calidad del agua de boca en el municipio de Tarazona. Incluso en este punto, fuentes consultadas sugieren que la CHE debe de intervenir la gestión de la EDAR de Ágreda-Ólvega y revisar sus autorizaciones de vertido. 

Según cuenta Francisco Javier Mendibil, «en ocasiones, los vertidos de las poblaciones, granjas e industria cárnica del Agreda y Ólvega van a parar, generalmente sin depurarlos lo suficiente, a los cauces de los ríos, lo origina graves problemas a los núcleos situados aguas abajo».