Residir en Jaca, joya del Pirineo Aragonés, es sumergirse en un estilo de vida que amalgama naturaleza, historia y modernidad de manera singular. Idealista ofrece opciones de vivienda, pero antes de decidir, exploramos las ventajas y los mejores barrios de esta pintoresca ciudad.

Ventajas de vivir en Jaca

Proximidad a la naturaleza: Un contacto directo con majestuosos paisajes montañosos caracterizan la vida en Jaca.

Riqueza histórica y cultural: Su impresionante patrimonio arquitectónico añade un toque de historia a la cotidianidad.

Infraestructura urbana: Jaca destaca por la calidad de sus servicios públicos y su infraestructura urbana eficiente.

Seguridad: Con un bajo índice de criminalidad, brinda tranquilidad a sus residentes.

Vida económica: A pesar de su tamaño, Jaca cuenta con una economía vibrante, especialmente en el sector turístico.

Mejores barrios para vivir en Jaca

Casco Antiguo: Sumérgete en el pasado medieval entre edificaciones históricas, cerca de la Catedral y la Ciudadela.

Llano de la Victoria: Ofrece un ambiente moderno, tranquilidad y espacios verdes para disfrutar al aire libre.

Barrio de la Tejería: Experiencia de vida tranquila con amplias avenidas y construcciones modernas.

Barós: Una localidad cercana que proporciona privacidad y seguridad, integrándose armoniosamente con la vida urbana de Jaca.

Coste de vida en Jaca

Vivienda competitiva: Precios competitivos de vivienda permiten disfrutar de espacios amplios y entornos naturales.

Productos locales: Los mercados locales ofrecen productos frescos y accesibles, fomentando un estilo de vida saludable.

Transporte público: Un sistema de transporte público con billetes entre 1 y 3 euros facilita la movilidad.

Vivir en Jaca en invierno

Destino invernal: La proximidad a estaciones de esquí como Astún y Candanchú convierte a Jaca en un paraíso para los amantes de los deportes de nieve.

Infraestructuras: La ciudad se adapta a las bajas temperaturas, garantizando movilidad y confort.

Vida social: Eventos y enriquecen actividades en la vida social y comunitaria, aprovechando el encanto del invierno.