La sombra de la crisis financiera de 2009 ha sido muy alargada, tanto que todavía hoy, casi 15 años después, hay quien lanza el mal augurio de una nueva burbuja inmobiliaria a la mínima subida de precios que se produce. Pero si se revisan los datos, el coste de la vivienda en este 2023 es claramente inferior a cuando se alcanzaron los precios máximos, tanto en el conjunto de España como en el caso particular de Zaragoza capital.

En concreto, según los datos de Tinsa sobre precios de tasación, el metro cuadrado en la capital aragonesa se situaba en septiembre de este año en 1.694 euros de media. A pesar de que los precios se han recuperado desde su desplome en la crisis un 32,4%, todavía siguen siendo un 39,3% más bajos que en 2009.

La subida del precio de la vivienda en Zaragoza, en términos anuales, se ha situado en un 6,7% respecto a septiembre de 2022, y es verdad que el número de transacciones cuando cierre el año va a ser inferior al del año precedente, motivado fundamentalmente por la subida de tipos de interés, pero también hay que tener en cuenta que 2022 fue un año de máximos históricos en el número de compraventas.

A esto hay que añadir otra gran diferencia frente a la situación que se vivió en 2009: a día de hoy el número de viviendas vacías se ha reducido drásticamente. En concreto, se estima que el descenso en los últimos 20 años ha sido del 40% en las grandes ciudades españolas, entre ellas Zaragoza.

Asimismo, la oferta de obra nueva en la capital aragonesa se ha mantenido en niveles razonables, y muestra de ello es que se está vendiendo a un ritmo saludable, que deja ver el interés que genera tanto para la creación de nuevos hogares como para inversión.

Según el último informe elaborado por Tinsa, en los próximos trimestres cabe esperar que la demanda residencial continúe moredándose de forma gradual hacia la media histórica. Aun así, el restablecimiento del poder adquisitivo de los hogares ante la inflación y la buena posición del mercado residencial con respecto al de otros países evitarán que la demanda se desplome mientras el empleo continúe en los buenos niveles que ha alcanzado.