El 2023 ha comenzado en la península ibérica con una sequía preocupante que ya lleva dos años, con precipitaciones por debajo de lo normal y embalses en situación crítica. Un recorrido por las cuencas, los embalses y las predicciones meteorológicas revelan el dramático escenario acuático al que se enfrenta España.

Los embalses para consumo humano, según el informe más reciente del Ministerio para la Transición Ecológica con fecha al 12 de octubre de 2023, se encuentran al 27.3%, habiendo disminuido un 0.4% en tan solo una semana. Esta semana, los embalses han caído por debajo de los 20.000 hectómetros cúbicos por primera vez en el año, marcando un panorama preocupante. La reserva hidráulica total también disminuye, llegando al 35,3% y perdiendo 0,6 puntos en la última semana.

En términos de distribución geográfica, el sur de España enfrenta los peores datos, con cuencas como Guadalete-Barbate en un crítico 15,5%, seguida de cerca por Guadalquivir con un modesto 18%. Las cuencas internas de Cataluña también muestran cifras desalentadoras, con un 21,3%.

Por otro lado, al norte, cuencas como Cantábrico Oriental y Occidental presentan números más favorables, aunque con capacidad total más reducida. Esto refleja una historia de desigualdades hídricas, donde el sur lucha contra cifras bajísimas, mientras el norte se mantiene en una posición más ventajosa.

Las escasas precipitaciones del último año han llevado al 70% de las cuencas hidrográficas a enfrentar un alto o severo estrés hídrico. A pesar de la situación más positiva en el norte, dos años de precipitaciones insuficientes han llevado al 26% de la península a una situación de sequía, con un 42% en emergencia o alerta/excepcionalidad debido a la escasez de agua.

La recuperación de las reservas de agua es una cuestión compleja y vital, dependiendo de factores como la sequía del terreno, la evaporación y la sobreexplotación del agua. La fuerza y ​​la ubicación de la lluvia también juegan un papel crucial en la recarga de los embalses. Se estima que se necesitarían entre uno y dos meses de tiempo lluvioso para superar el 50% de las reservas, lo que hace evidente la magnitud del desafío.

A pesar de los desafíos planteados por el cambio climático, la gestión sostenible y decisiones informadas se perfilan como clave en la lucha contra la sequía y la restauración del equilibrio hídrico. Cada gota cuenta en esta danza entre la sequía y la lluvia, y cada decisión es crucial para el futuro de España.