El bienestar y la salud han cobrado relevancia en la sociedad actual. Numerosos expertos en nutrición señalan que, para llevar una vida saludable y lograr o mantener un peso óptimo, es fundamental considerar ciertas pautas y hábitos. Uno de los consejos recurrentes es incluir en la dieta diaria las infusiones, especialmente aquellas con propiedades beneficiosas comprobadas.

Dentro de esta categoría, el té verde resalta como una infusión milenaria que, más allá de ser la segunda bebida más consumida a nivel mundial -precedida solo por el agua-, es reconocida por sus múltiples propiedades saludables. Originario del Sudeste Asiático y derivado de la planta Camellia sinensis, el té verde se ha ganado un lugar en la mesa de muchos gracias a sus beneficios nutricionales y antioxidantes.

Entre sus principales características, destaca su capacidad termogénica, que favorece la aceleración del metabolismo y, por ende, la pérdida de peso. Esta infusión, libre de azúcares, grasas y carbohidratos, aporta apenas 2 calorías por taza, pero es rica en vitaminas A, B, C y E. También contiene minerales esenciales como calcio, magnesio y potasio, y otras sustancias como teofilina, teína, xantina, adenina y teobromina.

Pero eso no es todo. Uno de sus componentes estrella es la catequina, que incide directamente en la reducción del peso corporal y el colesterol LDL. Además, sus poderosos efectos antioxidantes son un valor agregado. Consumir una taza de este té puede incrementar el gasto calórico en un 10% en tan solo una hora.

BENEFICIOS DEL TÉ VERDE

El té verde también previene daños en el sistema regulador del apetito cerebral, contribuyendo a la prevención de la obesidad. Sus propiedades diuréticas favorecen la eliminación de líquidos y la cafeína presente actúa como un estimulante cerebral y metabólico. Además, la L-teanina, otro de sus componentes, ayuda a reducir el estrés, un factor que, en ocasiones, puede llevar a comer en exceso.

Para aquellos interesados en incorporar el té verde a su rutina, es fundamental prepararlo adecuadamente para aprovechar al máximo sus propiedades. Se necesitarán 250 ml de agua y 2,5 gramos de té verde.

Una vez hervida el agua, si se dispone de té verde en hojas, se puede utilizar un infusor. Tras hervir, se añade el té al infusor y se deja reposar de dos a tres minutos. Si se opta por una bolsita de té, simplemente se vierte el agua caliente en una taza, se introduce la bolsita y se espera el mismo tiempo.