El suicidio es un problema de salud pública que afecta a personas de todas las edades, razas y géneros en todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un aumento alarmante en las tasas de suicidio entre los jóvenes de 15 a 29 años. Esta tendencia ha convertido al suicidio en la primera causa de muerte en este grupo de edad, superando incluso a las muertes por accidentes de tráfico o enfermedades.

LA CARGA SILENCIOSA

El suicidio se ha ganado el título de «la carga silenciosa» debido a la falta de atención que recibe en comparación con otras causas de muerte. A menudo, las personas que luchan con pensamientos suicidas o problemas de salud mental ocultan su sufrimiento, lo que hace que sea difícil detectar los signos de advertencia. Además, existe un estigma significativo en torno a los problemas de salud mental, lo que dificulta que las personas busquen ayuda.

LAS CIFRAS ALARMANTES

Según los resultados publicados del Informe sobre la Evolución del suicidio en España en la población infantojuvenil (2000-2021) el número de suicidios entre los adolescentes, de 12 a 17 años, entre 2019-2021, pasaron de 34 a 45 fallecidos. En este grupo también se observa una distribución infrecuente de los casos por sexo. Si en el resto de grupos de edad, tres de cada cuatro suicidios son consumados por hombres, entre los adolescentes la cifra está prácticamente al 50%.

En total, entre la población de 12 a 29 años, se registraron 336 suicidios solo en 2021, el último año con datos disponibles y completos. Es la principal causa de muerte de la gente joven en España.

Las muertes por suicidio en jóvenes y adolescentes sigue la pauta de incremento con la edad. El 51,5% de los casos se dio en la franja de 24 a 29 años, el 35,1 entre los 18 y los 23 y el 13,4 entre los adolescentes. 

Con el descenso de las muertes en carretera y la mejora en el tratamiento de muchas enfermedades, el suicidio ha pasado a ser una de las principales causas de mortalidad en países como España. 

Aunque la recogida de datos y su interpretación ha mejorado en los últimos tiempos, aún sigue habiendo muchas incógnitas sobre la cantidad real de gente que muere por suicidio y la identificación precisa de los factores de riesgo.