Es cada vez más común recurrir a la mezcla de alcohol y bebidas energéticas para mantener el ‘tono’ cuando estas de fiesta o en una discoteca. Sin embargo, esta combinación tan popular podría ser más peligrosa de lo que muchos imaginan.

El alcohol, por naturaleza, actúa como neurodepresor. Esto significa que reduce la actividad del sistema nervioso central, lo que lleva a síntomas como falta de coordinación, reducción del tiempo de reacción y disminución de la alerta.

Por otro lado, las bebidas energéticas, cargadas de cafeína, actúan como neuroestimulantes, acelerando el sistema nervioso. Al combinar estas dos sustancias, se están mezclando efectos opuestos, lo cual puede tener consecuencias graves.

Uno de los principales problemas es que la cafeína puede enmascarar los efectos depresores del alcohol. Esto nos hace sentir más sobrios de lo que realmente estamos, creando una peligrosa sensación de falsa seguridad. Bajo esta ilusión, es más probable que se cometan imprudencias o se consuma más alcohol de lo recomendado.

Pero si hay una combinación que ha ganado notoriedad en la cultura nocturna es el ‘Jägerbomb‘. Esta mezcla de Jägermeister y Red Bull ha encontrado popularidad en botellones y fiestas. Pero su consumo tiene un precio.

La euforia que genera puede llevar a la pérdida de memoria, la inhibición y decisiones desacertadas. El alto contenido de azúcar en el Jägermeister también acelera la absorción de alcohol, lo que puede intensificar los efectos secundarios y provocar resacas más fuertes.

A nivel médico, la combinación de estas dos sustancias puede dar lugar a un abanico de problemas, desde deshidratación y taquicardias, hasta peligrosas paradas cardiorespiratorias. A pesar de las advertencias, muchos siguen creyendo que el peligro es una exageración o que, de alguna manera, son inmunes a estos riesgos.