El sistema ferroviario, a menudo subestimado en comparación con otros medios de transporte, depende de una red de vías férreas sólidas y seguras para su eficaz funcionamiento.

Detrás de esta infraestructura aparentemente simple, las piedras en las vías de los trenes, conocidas como balasto, desempeñan un papel fundamental en varios aspectos.

Estabilidad y seguridad de las vías: El balasto proporciona una base sólida que garantiza la estabilidad de las vías, lo que es esencial para la seguridad del transporte ferroviario. Además, en regiones propensas a cambios de temperatura y condiciones climáticas extremas, el balasto actúa como un guardián contra la inestabilidad.

Amortiguación y absorción de vibraciones: Viajar en tren es más cómodo gracias al balasto, que actúa como un colchón amortiguador, absorbiendo las vibraciones del terreno. Esta función es de especial importancia en áreas con terreno irregular o propenso a temblores.

Drenaje del agua de lluvia: Para mantener las vías en óptimas condiciones, el balasto permite un eficiente drenaje del agua de lluvia, evitando acumulaciones que puedan debilitar la infraestructura ferroviaria.

Prevención del crecimiento de maleza: Las piedras del balasto evitan el crecimiento de vegetación no deseado cerca de las vías, asegurando la integridad de la infraestructura y minimizando problemas y retrasos en el transporte.

El balasto se fabrica principalmente con piedra triturada, como granito y piedra caliza, debido a su durabilidad y resistencia. Sin embargo, el hormigón reciclado se ha convertido en una alternativa sostenible en los últimos años, reduciendo la necesidad de extraer nuevos recursos naturales.

Para trenes de mercancías que transportan cargas pesadas, el balasto es esencial para asegurar una base sólida y estable, evitando desplazamientos o movimientos inseguros. Por otro lado, en trenes de alta velocidad, donde las velocidades extremas pueden dañar el balasto, se suelen emplear rieles sobre una base de hormigón.

La instalación del balasto es un proceso minucioso que involucra la retirada del balasto antiguo, la distribución del nuevo y la colocación de traviesas para nivelar las vías. Este proceso es vital para mantener la estabilidad y seguridad de las vías ferroviarias.

El balasto requiere mantenimiento regular, que incluye inspecciones periódicas para detectar daños, reemplazo de piedras en mal estado y correcciones en caso de irregularidades en la vía. Este mantenimiento es esencial para garantizar la seguridad y durabilidad de la infraestructura.

El uso de piedra triturada tiene implicaciones medioambientales significativas, como la alteración del paisaje y el consumo de energía en su extracción y trituración. En contraste, el hormigón reciclado reduce la cantidad de residuos generados y disminuye el impacto ambiental en términos de emisiones de carbono y consumo de energía.

España, junto con otros países como el Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos, utiliza el balasto como estándar en sus redes ferroviarias debido a su eficacia en la estabilidad y seguridad del sistema ferroviario.

A nivel global, se espera que el uso del balasto continúe como práctica estándar, aunque se están investigando alternativas sostenibles para mejorar la eficiencia y reducir costos de mantenimiento en el transporte ferroviario. Además, la industria ferroviaria está adoptando tecnologías innovadoras para optimizar la gestión y el mantenimiento de las vías.