En un giro inesperado, las recientes modificaciones afectan directamente a los conductores que confiaban en el margen de error de los radares. La conocida regla del 5 y 7, que permitía cierta tolerancia al circular por debajo de los límites de velocidad, ha llegado a su fin.

Hasta ahora, muchos conductores españoles se aprovechaban de este margen, pero con las nuevas medidas implementadas, la seguridad vial toma un rumbo más estricto. La Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con más de 1,300 dispositivos distribuidos en toda España, convirtiendo a los radares en la herramienta favorita para controlar la velocidad en las carreteras.

LOS RADARES Y LA VELOCIDAD

El cambio crucial en los radares radica en la reducción del margen de medición. Estos dispositivo calculan la distancia, dirección y velocidad al recibir el rebote de estas ondas en los objetos. Anteriormente, se toleraba un margen de 5 kilómetros por debajo de 100 km/h y 7 kilómetros para velocidades superiores, el cual va desaparecer.

La nueva normativa, derivada de la Ley de Tráfico, ha derogado el margen de 20 km/h para adelantar en carreteras convencionales y ha incrementado los puntos restados por infracciones por el uso del teléfono móvil. Además, la actualización de los radares no solo abarca la velocidad, sino que cualquier distracción o elemento en el vehículo puede acarrear multas.

A pesar de las críticas y controversias, es esencial reconocer que la modernización tecnológica es inevitable. Los radares, aunque a menudo debatidos, desempeñan un papel fundamental en la seguridad vial. Al ver un radar, debemos considerar la prioridad que se le otorga a la seguridad de todos los usuarios en la carretera. Un recordatorio de que, en última instancia, estas medidas buscan garantizar un entorno vial más seguro para todos.