Este viernes, miles de estudiantes de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza se reunieron para celebrar el patrón de su facultad con gran entusiasmo y alegría. Eso sí, no lo hicieron de cualquier forma.

Como es costumbre, los jóvenes acudieron a la plazoleta de la facultad ataviados con sus mejores disfraces, dando vida a una colorida y animada celebración que tiene más de cuarenta años. Esta tradición, arraigada en la comunidad estudiantil, busca desconectar de la rutina académica y disfrutar de un día de diversión… hasta altas horas de la noche.

De hecho, en la tarde y noche de este viernes el centro de la ciudad de Zaragoza estaba abarrotado de miles de jóvenes que, ataviados con sus disfraces, se agolpaban en las puertas de los bares para seguir con la fiesta o en los aledaños del Tubo para poder llevarse algo a la boca y seguir con el plan festivo.

El centro de la ciudad de Zaragoza estaba abarrotado de miles de jóvenes que, ataviados con sus disfraces, para seguir la fiesta en los bares del Casco Histórico / Cedida

«Las Fiestas de Veterinaria eran épicas en los 80 y 90», comenta un antiguo estudiante que rememora con nostalgia aquellos tiempos. «En los 90, cuando estudiaba veterinaria, eran geniales. Allí estábamos desde primera hora de la mañana hasta las tantas de la noche… hasta que el cuerpo aguantaba», añade.

Esta celebración, que ha perdurado a lo largo de los años, es una muestra del espíritu festivo y la unión entre los estudiantes de Veterinaria de Zaragoza. No hay otra facultad que reúna a tantos jóvenes en un ambiente similar en toda la Universidad de Zaragoza. Con disfraces creativos y actividades organizadas, los jóvenes dan color a unas fiestas distintas.