Será el próximo martes cuando en siete de cada diez calles de España no se puede circular por encima de los 30 kilómetros por hora. Una medida pionera y adoptada por el Gobierno de España, con el aval de la Federación de España de Municipios y Provincias. Ésta, a su vez, cuenta con el ‘sí’ de los ayuntamientos más grandes del país, entre ellos la ciudad de Zaragoza.

Según los expertos, logrará ciudades más amables, sostenibles y saludables, en las que puedan convivir de forma más segura coches, bicis, patinetes y peatones.

La modificación del Reglamento de Circulación en el que se recogen los nuevos límites de velocidad en las ciudades se aprobó el 10 de noviembre pero se dio un plazo de seis meses, a partir de su publicación en el BOE un día después, para dar a conocer el cambio a los ciudadanos y que los ayuntamientos pudieran adaptarse.

Así, desde el 11 de mayo, el límite de velocidad en núcleos urbanos será de 20 km/h en vías que dispongan de plataforma única de calzada y acera, 30 km/h en las de único carril por sentido de circulación (la mayor parte) y de 50 km/h en las de dos o más carriles por sentido.

Ciudades, como Zaragoza, ya han establecido la limitación de 30 km/h en algunas de sus calles a través de ordenanzas municipales, por lo que la Dirección General de Tráfico (DGT) lo que ha hecho es normalizarlo.

El director general de Tráfico, Pere Navarro, ha destacado en diversas ocasiones que esta reducción de la velocidad en las calles va a permitir a las autoridades municipales crear ciudades «más amables, más humanas, donde puedan convivir de forma más segura los distintos usuarios de la vía».

Se trata de una «medida estrella para calmar el tráfico», según dijo Navarro esta semana en una comparecencia en el Senado, en la que a la pregunta del por qué de esta medida, respondió: «Por sentido común».