Las torres vigías fueron durante siglos una parte fundamental en la defensa de cualquier territorio amenazado. Estas torres servían para vigilar y alertar, transmitiendo la información de una torre a otra para avisar de posibles peligros. Y ya eran utilizados por los romanos para asegurar las fronteras del Imperio.

En los territorios de la Corona de Aragón, estas torres tuvieron una importancia vital. Ya en los orígenes del reino, en el Pirineo las torres vigía eran habituales para alertar de las posibles incursiones de los musulmanes del sur. Para darse cuenta de su importancia, en época de Pedro IV El Ceremonioso, había unas cincuenta torres en los condados del Rosellón, Cerdaña y Besalú.

Esas torres vigía también fueron claves más al sur, concretamente, en las costas del viejo Reino de Valencia. En este territorio de la Corona de Aragón, las torres vigías fueron una constante en las costas levantinas desde época medieval, o incluso antes. La vigilancia del Mediterráneo desde zonas elevadas suponía garantizar la seguridad de las poblaciones costeras ante los ataques que provenían de un mar lleno de peligros.

UNA RED PARA DEFENDER LA COSTA DE LOS ATAQUES DE LOS PIRATAS BERBERISCOS

Aún así, esas torres defensivas eran una red inconexa que no formaban un sistema defensivo completo. No fue hasta mediados del siglo XVI cuando autoridades y villas del litoral decidieron desarrollar una red de vigilancia conectada para evitar los ataques marítimos. Ese proyecto para crear una red de torres vigías se produce en un momento en el que confluyeron por un lado el aumento del peligro de ataques turcos, y por otro, la abundancia de naves piratas berberiscos  procedentes del norte de África que arrasaban todo a su paso buscando riquezas, rehenes y esclavos.

Entre esos piratas, destacan el nombre de Barbarroja y Dragut. Este último entró por la desembocadura del Xúquer y destruyó todo lo que encontró a su paso por Cullera. Además de esta localidad, esos piratas berberiscos asaltaron localidades como Denia, Alicante, Elche o Benidorm, provocando una sensación de inestabilidad e inseguridad entre los habitantes de la costa del Reino de Valencia. Algunas ciudades fueron asaltadas incluso varias veces.

Torres defensivas Valencia
La torre de la Sal, en Cabanes / Generalitat Valenciana

Ante esa situación se decide mejorar las defensas existentes reforzando las torres vigías previas y construyendo otras nuevas para avisar de las situaciones de peligro. En ese momento no solo se construye la red, sino que también se busca estructurar una organización militar y económica que permitiera gestionar y mantener las torres.

Fue en las Cortes de Monzón celebradas entre 1528 y 1547 se decidió crear el entramado defensivo costero del litoral, con 62 torres entre Benicarló y Horadada, o entre Canet y Piles en el caso de la provincia de Valencia.

Esa red de defensa costera se reforzará especialmente tras el ataque turco de 1543. A la primera línea de torres vigías, integradas en las poblaciones fortificadas a lo largo de la costa del reino de Valencia, se sumaba una segunda línea de vigilancia en el interior situada a alturas más elevadas. El sistema de alerta era el mismo que se usaba en el Pirineo o en otras zonas de la Corona.

Se vigilaba el horizonte del Mediterráneo, y al avistar cualquier peligro, se avisaba a otras torres y a las localidades costeras mediante hogueras que ardían en lo alto de la torre por la noche, y con humo durante el día. En total, quedan unas 50 torres vigía en el litoral de la Comunidad Valenciana.

Un buen ejemplo de esas construcciones defensivas son las torres vigía de Oropesa, como la torre de Rey, una torre construida hace más de 500 años que estuvo en activo hasta principios del siglo XIX como puesto de los Carabineros.

Ya hay constancia de que a finales del siglo XIII se quiso proteger la villa ante los ataques provenientes del Mediterráneo. Tras el asalto en 1397 a Torreblanca y con el posterior hundimiento de una nave valenciana frente a Oropesa, se pidió a Fernando I de Antequera, primer monarca aragonés de la dinastía Trastámara después del Compromiso de Caspe, la construcción de una torre defensiva. Siglos después, en 1534, el pirata Barbarroja asaltó y saqueó Oropesa, redoblando así las necesidades de defender la villa, siendo un punto de referencia entre Castellón y Peñíscola.