Daroca, Sos del Rey Católico, Uncastillo, Biel, Anento… La provincia de Zaragoza está repleta de localidades que figuran en todas las guías turísticas por el atractivo de sus encantos tanto monumentales como naturales.

Pero también hay un buen número de localidades que no son tan turísticas, pero que también tienen atractivos que sorprenden a cuantos las visitan. Aprovechando que llega la primavera y la Semana Santa, hemos preparado un listado de cinco pueblos de la provincia de Zaragoza que no son tan turísticos, pero a los que merece la pena hacer una escapada.

MOROS

Moros se asienta sobre una ladera conformando un curioso entramado urbano / Turismo de Aragón

Comenzamos nuestra particular ruta por esta selección de pueblos zaragozanos es Moros, una pequeña localidad de la comarca de Calatayud. Este pueblo sorprende por su casco urbano de origen medieval que se asienta sobre las faldas de un monte y en las que las viviendas han sido construidas a distintos niveles. A muchas de esas casas, se entra por el tejado, y la vivienda está por debajo de ese nivel. En algunos casos, incluso conecta por la calle de abajo.

Entre sus calles, no hay que dejar de visitar la iglesia de Santa Eulalia, un templo barroco del siglo XVII con vestigios mudéjares. Tampoco hay que perderse el mirador del peirón de San Blas, desde el que se pueden ver fantásticas vistas.

MOYUELA

La Ermita románica de Santa María de Allende, en Moyuela, tiene raíces templarias / Arbir Malena

En la comarca del Campo de Belchite, lindando con la provincia de Teruel, nos encontramos con Moyuela. Esta localidad cuenta con edificios de interés artístico como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Piedad (con su torre mudéjar), la ermita de San Clemente (del siglo XVIII), o la ermita de Santa María de Allende, un templo románico de los siglos XII y XIII.

En lo alto de un cerro, vemos los restos del castillo de San Jorge (del siglo XIII), y la ermita de San Jorge (del siglo XVIII). En sus calles también encontrarás casas solariegas con escudo. Tampoco podemos dejar de visitar varios peirones, una nevera, un puente viejo, el conjunto de fuente y abrevadero (de los siglos XVI y XVII), y casas cueva en varios barrios del pueblo. En las cercanías hay un par de yacimientos arqueológicos de interés.

VILLANUEVA DE HUERVA

La iglesia de Villanueva de Huerva es del siglo XVI / Turismo de Aragón

Situada en la ribera del Huerva, Villanueva de Huerva ofrece un rico patrimonio natural y monumental. Entre ellos, destaca la renacentista iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, con su torre mudéjar, o el puente medieval de finales del siglo XVI.

Además de dar un paseo por el casco urbano, hay que visitar sí o sí el pinar situado junto al Huerva, lleno de foces y meandros, árboles catalogados y fuentes de aguas medicinales, como El Baño. También es imprescindible el centro de interpretación de los Dinosaurios, y las rutas para conocer el patrimonio paleontológico del entorno.

GRISEL

El pozo de los Aines, en Grisel / Turismo de Aragón

En las cercanías del Moncayo, y a tan solo 3 km de Tarazona, Grisel es visita obligada por varios motivos. El primero es la presencia del pozo de los Aines. Situado a 1 km del casco urbano, el pozo es una gran sima de 30 metros de profundidad que aparece de repente en medio campos de olivos. Rodeado de leyendas, su interior cuenta con un microclima y una exuberante vegetación.

Además, también hay que visitar la iglesia renacentista de Nuestra Señora de la Asunción, y el castillo de los siglos XIV y XV. Es uno de los mejores conservados de esta época, y en su interior, hay un hotel donde puedes alojarte.

CALATORAO

Calatorao es famoso por su mármol negro / Ayuntamiento de Calatorao

Calatorao, famoso por su piedra o mármol negro, es un municipio de la Comarca de Valdejalón. La localidad hunde sus orígenes en la ciudad celtibérica de Nertóbriga, cuyos restos todavía se pueden ver en las proximidades del casco urbano. En el entramado urbano del pueblo destacan dos construcciones que están unidas con un pasadizo. Por un lado, sobre el caserío destaca la silueta del Castillo Palacio de Doña Urraca, o Castillo de los Priores. Este castillo, al que los musulmanes llamaban castillo de piedra (de ahí proviene el nombre del pueblo, Qalat al Turäb), fue construido a comienzos del siglo XIV, y en él destacan las almenas que lo rematan y su galería de arquillos.

Por otro lado, la iglesia de San Bartolomé, un templo neoclásico construido a principios del siglo XIX que acoge una talla en madera de Cristo que cuenta la leyenda que fue esculpida por un ángel en el siglo XVI. El templo fue levantado sobre uno anterior de estilo gótico-renacentista, quedando en el interior algunos elementos de ese edificio.

Además, en el casco urbano hay varias casas representativas de la arquitectura aragonesa de los siglos XVI al XVIII. Muchas de las construcciones de la población fueron edificadas con la piedra negra extraída de sus canteras, seguramente ya explotadas durante la dominación romana. Tampoco hay que perderse la Fuente de las Escaleras, construida en el siglo X por los musulmanes, o la antigua mezquita aljama mudéjar de los siglos XIV y XV, reconvertida posteriormente en Hospital de Peregrinos, y donde se ubica en la actualidad el Archivo Histórico Local y varias salas de exposiciones.