En lo profundo del Parque Natural del Narcea, Degaña e Ibias, se encuentra Muniellos, el mayor robledal de España, un rincón natural que despierta la admiración de quienes tienen la fortuna de explorarlo. Este bosque, considerado uno de los mejor conservados de Europa, es más que una simple extensión de árboles; es un tesoro biológico donde la historia se entrelaza con la biodiversidad.

Un bosque con historia

Las raíces de Muniellos se entrelazan con el pasado naval de España. La madera de los robles que lo componen se dice que fue utilizada para la construcción de los barcos de la Armada Invencible. Entre estos majestuosos árboles, las leyendas locales hablan de pequeños trasgus, duendecillos que se esconden entre los troncos para incordiar a los visitantes. Más allá de las historias fantásticas, la realidad del bosque es igualmente cautivadora.

Un Santuario Natural protegido

A lo largo de los siglos, Muniellos sufrió la explotación forestal, pero en 1982, se le otorgó el estatus de Reserva Biológica Nacional y en el año 2000, la UNESCO lo declaró Reserva de la Biosfera. Estas designaciones han brindado al bosque una protección significativa, limitando el acceso diario a tan solo 20 personas. Para sumergirse en la magia de Muniellos, la planificación es esencial.

Flora y fauna en armonía

Lo que hace a Muniellos excepcional va más allá de sus imponentes árboles. Su flora renace en cada estación, pintando un paisaje diverso y cambiante. Robles de diferentes especies, hayas y abedules se entrelazan, mientras el río Muniellos fluye como una herida abierta, alimentando el bosque con sus múltiples arroyos. Tejos y acebos también se ocultan en este tapiz natural.

Habitantes silenciosos

Muniellos alberga una variada fauna, desde lobos y osos hasta urogallos y ardillas. Manadas de lobos deambulan por el parque, cazando jabalíes y corzos, mientras el zorro acecha entre los colores otoñales. Desde lo alto, majestuosas aves como el gavilán y el águila real vigilan el territorio. En el corazón de esta familia animal reside el oso pardo cantábrico.

Senderos que cuentan historias

Para los visitantes, Muniellos ofrece dos rutas principales: la ruta del río, un sendero de 16 kilómetros que serpentea por el valle y adentra en el bosque, y la ruta circular, más larga y desafiante, con 20 kilómetros y más de 950 metros de desnivel. Ambas opciones revelan la riqueza paisajística y la geología única de este bosque, que se asienta sobre un sustrato paleozoico de 500 millones de años.

Encanto de los rincones cercanos

Cangas del Narcea, el pueblo próximo a Muniellos, ofrece su propio atractivo con puentes pintorescos, como el puente colgante diseñado por Gómez del Collado. Los ríos Narcea y Naviego serpentean por este pintoresco pueblo, creando una postal magnífica. El santuario del Acebo, el hayedo del monasterio de Hermo y el concejo de Ibias complementan la experiencia, convirtiendo a Muniellos en un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza.

Muniellos es mucho más que un bosque; es un testamento viviente de la riqueza natural de Asturias, un lugar donde la historia, la flora y la fauna convergen para crear un espectáculo inolvidable. Visitar Muniellos es sumergirse en un mundo donde la naturaleza despliega sus colores y sus secretos ante aquellos afortunados que tienen el privilegio de explorar este rincón mágico.