En el mundo de los superalimentos, hay un nuevo contendiente que está ganando reconocimiento: los berros. Recientes evaluaciones de expertos en agricultura y nutrición han revelado que esta humilde hoja verde ha obtenido la puntuación perfecta de 100 en densidad nutricional, superando a verduras como espinacas y acelgas.

¿Qué hace a los berros tan especiales? Estas hojas pertenecen a la familia Brassicaceae y crecen en entornos de agua dulce, como arroyos y estanques. Su sabor punzante y picante, una mezcla entre rúcula y rábano picante, le otorga un perfil distintivo. Además, su nombre científico, Nasturtium officinale, traducido del latín como «tornado de nariz«, sugiere la intensidad de su sabor, algo que aquellos que han probado sus hojas maduras pueden confirmar.

Históricamente, los berros han sido parte esencial de diversas culturas. Consumidos durante más de tres milenios, fueron un ingrediente básico en civilizaciones antiguas como la griega, persa y romana. Incluso formaron parte del menú en el primer Día de Acción de Gracias.

Aunque algunas regiones consideran a los berros como maleza debido a su abundancia en entornos húmedos, su constante disponibilidad los convierte en una fuente confiable de alimentos ricos en nutrientes. En la época victoriana, eran vendidos como bocadillos conocidos como «pan de pobre«, y han sido consumidos con propósitos medicinales en Europa y Asia a lo largo de milenios.

Sin embargo, existe un pequeño inconveniente: su disponibilidad en Estados Unidos. Aunque se pueden encontrar en mercados especializados y tiendas como Whole Foods, no son tan comunes en supermercados convencionales.

¿Cómo incorporar los berros a tu dieta? Los brotes más jóvenes son ideales para ensaladas, mientras que los berros maduros, con un sabor más intenso, son perfectos para cocinar. La clave es no cocinarlos en exceso para preservar sus nutrientes. Cocinarlos ayuda a descomponer los tallos fibrosos, facilitando la absorción de nutrientes.

Los berros han emergido como un superalimento prometedor, desplazando incluso a la venerada kale. Aunque su presencia pueda ser escasa en ciertas partes, su riqueza nutricional y versatilidad culinaria los convierten en una adición valiosa a cualquier dieta saludable.